STRAFE [PRV]

Succubus

Aquellas tierras estaban llenas de lugares por demás interesantes, pero por encima de eso, antiguos. Para mí, desde mucho antes de caer en el círculo vicioso de la inmortalidad, los bellos, paisajes y la hermosa edificación de algunos sitios eran cosa que me encantaba visitar y si había lugares así en ese lugar eran desconocidos para mi, ya que todo ahí parecía estar consumido por el tiempo que había barrido con la mayoría de los lugares que pudiesen haber sido bellos en su momento. Ese día ahí estaba yo, observando los alrededores del castillo desde la ventana de mi habitación y de lo poco que alcanzaba a ver, mis ojos se postraron sobre lo que solía ser un viejo convento, con mis dedos sobre el cristal de la ventana, empecé a “dibujar” aquel edificio en la ventana y después de un breve momento, les detuve sintiendo el impulso de incursionarme hacia aquel lugar, después de todo, nada perdía y seguir encerrado en aquel viejo castillo era ya de por si algo monótono así que, con esa idea salí de mi habitación para cruzar el extenso jardín del castillo y seguir por avanzar durante un no muy largo trayecto para llegar a aquel lugar.
Al estar de pie ante semejante edificación, aquella curiosidad al verlo desde mi ventana iba en aumento y sin dejar pasar mas tiempo entre en el lugar, avanzando en lentos pasos por un largo pasillo pasando de largo las habitaciones con las que me cruzaba y de igual manera cuidando el paso por este ya que en el, había puertas caídas, tablones y demás, restos de lo que había sido aquel enorme edificio. Camine por unos pasillos mas ya que, me llamaba mas la atención el saber que era lo que habría al final de estos, mas que lo que pudieran guardar aquellas habitaciones ya que lo mas seguro es que fueran los cuartos personales de las novicias que pudieron haber vivido ahí en su momento, así que continúe mi camino hasta llegar a una puerta aun mas grande que las anteriores, misma que me decidí a abrir, empujándole con ambas manos sin cuidado por lo que un par de enormes astillas alcanzaron a penetrar la piel de la palma de mis manos, ahogue un pequeño quejido y una mueca de molestia deformo mi rostro mientras que sacaba los pequeños pedazos de madera de mi piel, dejándoles caer de entre mis manos al suelo y aunque las heridas comenzasen a sanar, los delgados hilos de mi sangre corrían por entre mis dedos. Desvíe la mirada de mis heridas por un momento, solo para observar lo que había en aquella habitación y me di cuenta que era una habitación pequeña que solo tenia un pequeño confesionario además de un gran altar en el centro de esta. Levante la vista, llevando esta hacia el rostro de la enorme cruz, al cual le sonreí de manera leve mientras que pensaba “Parece que desde que entre me hicieron expiar mis pecados… con sangre…” Ignorando mis heridas de momento, me dirigí al confesionario en pequeños pasos, pero sin perder de vista el rostro de aquella cruz.
-¿Qué no se supone que primero debes escuchar mis… pecados antes de darme una…penitencia?-
Reí levemente y entre en aquel confesionario donde tome asiento en el banco que había dentro de este y de una pequeña bolsa que había en mi vestido, saque un pañuelo blanco con el cual empecé a limpiar la sangre que había en mis manos y aunque ni cuando era “mortal” era alguien creyente al estar en ese lugar, una extraña sensación me invadía y en repetidas ocasiones desviaba la mirada hacia la pequeña ventana que daba al otro lado del confesionario, con esa sensación de que había alguien del otro lado de este, esperando que hablase.

Succubus

En lo que llevaba de tiempo establecido en aquel pueblo, no había hallado nada muy interesante aunque por alguna razón me seguía pareciendo un lugar intrigante; razón por la cual decidí seguir inspeccionando el pueblo hasta finalmente poder conocerlo en su totalidad.
Al caminar sin un rumbo fijo de forma sorpresiva me vi frente a una vieja construcción que claramente podía ser identificada como un convento. Lugar que en el pasado había sido una “guarida” de cientos de mujeres vírgenes que se entregaban así a dios. Vaya estupideces que hacían los humanos… Mientras observaba como poco a poco el solo comenzaba a esconderse y aquella construcción se iba volviendo más lúgubre… pude notar lo que parecía ser ‘una’ joven entrar al convento sin embargo el olor no solo de su sangre si no de su cuerpo le delataba como un joven, espere unos instantes a que se adentrara en el viejo convento para más tarde ir tras aquella delicada figura que aparte de tener escondido el secreto de su verdadero sexo bajo una falda también ocultaba el hecho de ser uno como yo.
Sin tener temor a que se me fuera a ir aquella persona que ahora representaba a mí presa; fui caminando lentamente tras aquella figura, guiándome por su olor que en cierto momento se intensifico. Sin mucho problema y también sin tardar demasiado logre alcanzar al joven que había ido directo hasta la pequeña capilla del lugar. Me pare a un lado del marco de la puerta teniendo cuidado de que no fuera a verme… aun… y ya que estaría distraído en su propio olor de su sangre puede estar mucho más seguro de que no sería tan fácilmente detectado.
Alcance a escuchar aquella pregunta que había hecho en voz alta y tuve que reprimir una pequeña risa, me asome un poco dentro de la habitación para poder observar como aquel pequeño vampiro había entrado en el confesionario dejando a la vista tan solo un poco de su vestido a lo cual finalmente decidí entrar en la habitación y sin presentarme simplemente le hable en voz alta.
Por que debería escucharte si es mucho más placentero castigarte…
Antes de que fuera a asomarse desde el interior del confesionario me apresure a ir a sentarme justo en el lugar donde los sacerdotes lo hacían y a través de la pequeña ventana del confesionario le observe mientras le hablaba.
Aunque si lo que deseas es una negociación por tus pecados puedes confesarte… a mi no me molestaría hacer el trabajo de dios… seria entretenido…
De momento mantuve aquella distancia entre ambos que constaba simplemente por una especie de pared de madera con tan solo esa pequeña ventana llena de huecos, podía percibir a la perfección el olor de su sangre e incluso con un par de vistazos pude darme cuenta de donde provenía tan dulce olor. Me encargue de que a través de los espacios en la pequeña ventana mis ojos pudieran cruzarse con los suyos y mientras mantenía mi mirada fija sobre la suya comente.
Aunque no imagino que pecados podrías tener… y qué clase de castigo creerás tu que te mereces… si es que eso es lo que crees.

Succubus

Entre un ligero mohín que apareció en mi rostro, termine de limpiar las heridas de mis manos, dejando aquella prenda blanca teñida del carmesí de mi sangre y por un breve momento, me perdí en las pequeñas huellas que ahora eran aquellas heridas y que lentamente iban desapareciendo. Suspire de manera leve y cuando me disponía a abandonar aquel pequeño lugar una voz resonó por todas las paredes, inmediatamente levante el rostro y lo gire en dirección de donde provenía aquella voz, arqueando una de mis cejas y cuidando el sonido de cada uno de sus pasos los cuales tanto la velocidad de estos como su aroma al que ahora podía distinguir como uno de la misma estirpe por lo que en unos cuantos segundos, le sentí justo al lado de donde yo estaba. Deje escapar un pequeño suspiro entre apenas una ligera risa de entre mis labios y acomodándome en aquel asiento mientras que doblaba con cuidado aquel pequeño pañuelo murmure.
-Pero que modales los de la gente de hoy en día… Ni entre los de la misma estirpe hay un poco mas de respeto…-
Ladee el rostro cruzando su mirada por un instante con la mía, mirándole con total seriedad y con los labios apenas entreabiertos y en los cuales se formo una pequeña sonrisa ladina al mismo tiempo que volvía la mirada a mi pañuelo, mismo que regrese a su lugar en la bolsa de mi vestido, antes de levantarme del sitio donde estaba.
-Me parece que, eso no es algo que le incumba a un desconocido, así que si me disculpa…-
Musite antes de salir de aquel pequeño lugar echando unos de los mechones de mi cabello que caían sobre mis hombros hacia atrás para luego dar un pequeño arregle a mi vestido y continuar por caminar por aquel lugar en dirección a la salida.

Succubus

Desvié por unos momentos la atención de aquella figura y solté una risotada al escuchar aquel comentario suyo, observe con calma como se levantaba de su lugar y sin preocuparme por detenerle le deje ‘partir’; y entonces justo a unos cuantos metros de que saliera de aquella edificación, aprovechándome de mi condición como vampiro y por supuesto de mis habilidades me apresure a ir tras el vampiro colocándome sin ningún problema justo enfrente de el mismo así consiguiendo obstaculizar su paso.
Lo siento pero no recuerdo haberte dicho que podías irte…
Susurre con cierta molestia y sin dudarlo levante ágilmente una de mis manos para atinar un fuerte golpe con el dorso de mi mano sobre una de sus mejillas trayendo como consecuencia que su delicada figura golpeara contra el suelo. Me apresure a agacharme justo a lado de su cabeza y tome la misma por el cabello; obligándole con aquel tosco agarre a levantarse pudiendo observar el delgado hilo de sangre que provenía de una de las comisuras de sus labios.
Dime joven vampiro… ¿alguna vez has visto a dios?… ¿Conocías a los dichosos sacerdotes con los que te confesabas en tu vida como escoria humana?...
Pregunte mientras arrastraba al vampiro de nuevo hacia aquella habitación de la que había salido de aquella forma tan… digna… aprovechándome para estampar su cuerpo en una que otra pared para así conseguir aturdirle un poco.
Como puedes decir que no le incumbe a un extraño cuando la gente se confiesa con eso… extraños y tu ¿en algún momento lo hiciste no?...
Al llegar de nueva cuenta a la capilla tironee con fuerza de su cabello acomodando su cuerpo de espaldas contra el mío, sin dejar ninguna distancia entre ambos, tan solo la que el vestido me forzaba a tener y con mi mano libre tome uno de los hombros de su vestido, jalándole con brusquedad y desgarrando aquel trozo de tela para dejar al descubierto la tersa y blanca piel de su hombro para después de aquello sin importarme que fuera, clavar mis colmillos en su hombro sin beber de su sangre solo dejando el par de orificios en su hombro y antes de que los mismos se cerraran lleve mis dedos a estas heridas para meter los mismos a través de aquellos huecos en su piel, jalando con mis dedos aquellas heridas hasta hacerlas lo suficientemente grandes como para que tardaran en sanar y después de lastimar de aquella forma esa parte de su cuerpo termine por acercarme a succionar de sus heridas la sangre que pudiera extraer de las mismas, degustando en mi lengua el sabor de su sangre y comprobando en su sangre lo que hacía unos instantes ya había deducido.
¿Misma estirpe dices?... si aun llevas el olor a humano impregnado en tu sangre y en cada parte de tu cuerpo…
Usando la fuerza de ambas manos empuje su cuerpo contra la pequeña mesa del pobre altar de aquella capilla provocando que el vampiro golpeara estruendosamente esta y tirara varias velas alcanzando a prenderse un poco una de las mangas de su vestido.
Tú y yo no podemos ser de la misma estirpe si no tenemos una sola cosa en común y el hecho de ser un vampiro no significa que realmente fueses digno de serlo.
Dije de manera despreocupada y algo despectiva… ignore su percance con la llama de una de las velas y me di la vuelta para cerrar la puerta de la habitación colocándome justo frente a esta de espaldas a la misma, observando con detenimiento cada movimiento del otro vampiro, estando al pendiente por si se le ocurría hacer alguna estupidez.

Succubus

Inevitablemente mis ojos dieron un pequeño y fugaz vistazo hacia atrás cuando escuche su risa saliendo de aquel, pero sin prestarle atención continúe avanzando hacia la puerta ya que no tenia intenciones de quedarme a escucharle, sin embargo no pensé que su reacción para conmigo fuera de esa manera y de un momento a otro ya estaba nuevamente delante de mí. Arquee una ceja cuando escuche que necesitaba su permiso para retirarme, por lo que un marcado mohín apareció en mi rostro y tomándome completamente por sorpresa sentí el intenso calor del golpe en mi mejilla propinado por su mano.
Ante esto, y dada la fuerza del golpe, un quejido abandono mis labios y por un acto instintivo lleve una de mis manos a mi mejilla, presionando esta contra mi rostro en un intento por bajar el ardor que sentía sobre mi piel y gire mi rostro con brusquedad desde el suelo para verle con total enfado, solo para encontrarme con su mano dirigiéndose a mis cabellos, de los cuales se atrevió a tirar para levantarme. Torcí los labios mientras que le miraba, sin prestar la menor atención a sus palabras, simplemente me dedicaba a mover mi cabeza para que el agarre de mis cabellos no lastimara tanto la piel de mi cabeza y una vez que empezó a moverse arrastrándome de nuevo, trata de avanzar lo mas rápido posible para que el tirón que daba de mi cabello no fuera tan molesto al avanzar.
Mi cabeza se sacudió ante aquel fuerte golpe contra la pared de aquel lugar, quizá no era tanto el dolor lo que me aturdía si no los lugares donde quizá por casualidad atinaban los golpes lo que lograba desconcertarme un poco dándole el tiempo para seguir con cualquiera de las cosas que rondaban en su mente y que sin esperar, y en rápidos movimientos, termino rompiendo parte de mi vestido, dejando libre mi hombro donde de un momento a otro sentí las fuertes punzadas de sus colmillos atravesándome. Aquella acción logro llevar un par de quejidos, mismo que trate de acallar mordiendo mis labios, y que se volvió inútil cuando sus dedos atravesaron las heridas. Mi espalda se arqueo con fuerza y cerré los ojos de igual manera mientras que pequeños quejidos abandonaban inconscientemente mis labios y de los cuales no tenia el control de su volumen por lo que algunos resonaban en aquel lugar haciendo que frunciera el ceño molesto por las acciones de este vampiro.
Empecé a forcejear con un poco mas de fuerza, ahora tenia sus labios sobre esas latentes heridas, succionando esta, obligándome a entre abrir los labios de los cuales salían continuos quejidos mientras que mi cabeza se movía de un lado a otro en una manera de desahogo por aquella incomoda y molesta sensación de dolor que me daba un pequeño hormigueo que empezaba a correr por mi brazo, y me obligaba a moverme tratando de alejar sus labios de esas heridas que el mismo había causado. Concentrado en buscar una manera para liberarme de su agarre perdí la oportunidad de predecir el empuje que daría a mi cuerpo obligándome a llegar a la mesa del altar que había en el lugar. Un estruendo resonó ante ello, ya que varias cosas de este habían caído al suelo y de las velas que había sobre el mismo, algunas de las flamas alcanzaron la delicada tela de mí vestido a lo que rápidamente me incorpore y empecé a sacudirles para apagar esta antes de que se extendiera aun más.
Cuando finalmente logre apagar aquella pequeña llama, voltee a verle por sobre mi hombro, completamente molesto por sus continuos atrevimientos para conmigo y apoyando ambas manos sobre la mesa del altar comencé a incorporarme lentamente, no sin antes, quizá por inercia dar un vistazo a las cosas que habían quedado sobre aquel altar, ubicando inmediatamente una no muy larga “cruz” que quizá no llegaría a mas de los 15cm de largo y que fácilmente, atribuyendo mis movimientos al hecho de acomodar tanto mi vestido como el levantarme de donde estaba, fácilmente le pude ocultar justo bajo la manga calcinada de mi vestido.
-¿Sabes? De todo lo que haz dicho, que si te soy sincero no tiene ni una pizca de importancia para mi, lo único a lo que realmente podría darle algo de razón, es que si, no tenemos nada en común.-
Me dirigí hacia él con total calma, ya que, en tantos años de estar “viviendo” no era la primera vez que me topaba con alguien de su… clase, si es que así se le puede decir; por lo que una vez que termine de levantarme, ocultando bien aquella cruz y sintiendo claramente que sus ojos estaban sobre mi, cuidando cualquier acción de agresión que probablemente yo pudiera hacerle, en lugar de eso, empecé a avanzar con total calma hacia donde estaba.
-Porque, comportarse como un animal, es algo que yo no hago la verdad, eso y un par de cosas más pero que no me voy a molestar en remarcar…-
Mientras terminaba de avanzar, pose la mano dueña del brazo donde se ocultaba aquella cruz sobre mi vientre, en una manera de sostenerle, mientras que con la otra, acomodaba lo mejor que podía mis cabellos, retirando la pequeña tiara de estos que estaba ahora rota. Arroje ese pequeño accesorio al suelo y deje que mi cabello callera completamente para acomodarlo hacia atrás, dejando solo algunos mechones sobre mis hombros, justo en el momento en el que estaba nuevamente delante de él. Le mire a los ojos, con una leve sonrisa y levante mi otra mano par alcanzar con esta su mejilla, la cual acaricie con total suavidad mientras hablaba de igual manera.
-Es una lastima que ese comportamiento provenga del poseedor de, tan atractivo rostro…Ya que, si otra cosa fuera, podríamos aprovechar para mancillar la “casa de Dios” de muchas maneras…-
Mi mano empezó a mover con un poco más de insistencia, dejando caricias sobre su mejilla, acariciando esta con las yemas de mis dedos, rosando con las mismas sus labios mientras que mantenía la mirada fija en la suya.
-Hace un momento, dijo algo de lo que, solía hacer en mi vida como… mortal y quizá lo único que recuerdo de las costumbres que tenía para con la iglesia era que, siempre nos recordaban…-
Mi mano en su mejilla fue bajando a su cuello y lentamente fue rodeando este hasta quedar tras su nuca, por donde le di un leve empuje a su rostro, obligándole a agacharlo un poco, dándole un “accidental” y fugaz rose a sus labios con los propios, mientras que dejaba que aquella cruz se deslizara de debajo de la manga de mi vestido y la acomodaba para sostenerle por donde se encontraba la cabeza de aquella figurilla que estaba en ella.
-Que Dios castiga a quien daña al prójimo…-
Murmure sobre sus labios y dejando que las facciones de su rostro me envolvieran, junte mis labios a los suyos para arrebatarle un demandante beso justo en el momento en que alzaba aquella cruz y de una la dejaba ir contra su cintura, con toda la fuerza de mi brazo para que, aprovechando lo levemente puntiaguda que estaba la base, esta atravesara la delgada tela de su ropa, llevándola a atravesar su piel y presionándola aun mas, hundiéndola de a poco para que esta se detuviera únicamente por los brazos de la misma. Con algo de satisfacción, en mis labios recibí la queja que soltaron los suyos ante aquello, ya que el único motivo de ese beso era ese, saborear en mi boca el dolor que aquello le había causado. Sin soltar su nuca, al contrario, empujándola más contra mí para que no alejase su rostro del propio empecé a girar aquella cruz en su interior, moviéndola con cierta brusquedad para que de aquella herida su sangre empezara a fluir aun más abundante, yendo incluso a embestir ese hueco con la misma hasta que finalmente y dada la necesidad de recuperar el aliento propio, me aleje de sus labios, sacando al mismo tiempo la cruz de su cuerpo, para luego, arrojarla lejos completamente bañada de su sangre y antes de que se recuperase de aquel percance, di una fuerte bofetada en una de sus mejillas, esta vez mostrándole un rostro con la molestia marcada en el, pero al ver como su cuerpo se tambaleaba por el golpe y aun resentía la herida esboce una leve sonrisa.
-Ahora, si me disculpa…-
Dije haciendo una leve reverencia con un dejo de mofa para luego de abrir el pestillo de la puerta, y seguir por abrir la misma para retirarme de aquel lugar.