Vagando en silencio...[Libre]

Esa noche era muy tranquila y aburrida, y lo que más detestaba era aburrirse siempre estaba buscando algo de diversión o por lo menos una cacería entretenida donde pudiera matar el tiempo de su larga eternidad que siempre terminaba por ser insoportable.

Se arreglo y perfumo su cuerpo con una suave loción de BVLGARI para disimular aquel olor tan peculiar de un vampiro y poder pasar desapercivido. Camino por las calles donde los faroles alumbraban el pavimento por donde caminaba. Sacudió un poco su cabello mientras pensaba que era lo mejor para hacer. Pero de pronto pudo ver una figura de lo que parecia ser una chica con un hermoso vestido y rubios rizos caminar solitaria por la calle.

- "Justo lo que estaba buscando" -sonrío mientras pensaba, caminando sigilozamente detrás del otro hasta seguirlo por la iglesia.

Era lo suficientemente rápido y hábil como para entrar luego de el por la iglesia sin hacer ruido, esperando a ver que era lo que haría en un lugar como ese. No solía visitar los templos religiosos, así que de cierta manera era algo nuevo. Se concentro en el otro y se acercó despacio golpeteando el suelo con los tacones de sus zapatos para avisar de su presencia.

- Muy buenas noches.... -hizo una reverencia cuando estuvo frente suyo, sonríendole-

Se sorprendio al escuchar la voz de aquel mortal, en realidad se trataba de un hombre y no de una linda chica como lo había pensado al seguirle hasta ahí. No era que eso cambiara sus planes, puesto que no estaba nada mal. Sería muy interesante ver lo que podría salir de eso.

- Lamento haberle asustado...solo me preguntaba que hacía una dama tan sola a estas horas en esté lugar, quizá estviera en pena... -comentó con una leve sonrísa, fingiendo que no se había percatado de que en verdad no era una mujer, notando lo nervioso que parecía estar ante su presencia lo cual le estaba gustando, dando un paso hacia el frente para acercarse a él- Puedo ayudarle?.

Le encantaba ver y sentir aquel aroma que desprendia del cuerpo del otro debido al nerviosismo y quizá miedo por su presencia. Sonrío de lado, acercandose de nuevo a el aunque estuviera escapando con pasos pequeños para que no fuera muy obvio al acercarse.

- Mmm... lamento que haya sido mi error entonces -hizo una leve reverencia hacia el- entonces quizá podríamos pasear un rato...juntos, le apetece? Estoy aburrido, que le parece? -extendio la mano hacia el con la sonrísa más dulce que podía mostrar, para darle confianza.

Sin duda aquel encuentro le estaba sacando de su aburrimiento y a cada momento le parecía más interesante aquella persona, y trato de calmar las ansias que ya sentía al solo sentir el suave aroma que su cuerpo dessprendía, era dificil calmar su naturaleza pero debía hacerlo siempre y cuando quiciera que las cosas salieran bien.

- Mi nombre?... -susurró mientras escuchaba y respondio a la reverencia del otro- lindo nombre, Yuze.... -repito mirandole con una sonrísa- mi nombre es Byou, es un gusto -estrecho su mano para luego besar suavemente el dorso de está, mientras le miraba con aquella sonrísa- entonces.... tendré el placer de su compañía en mi paseo?

Metió las manos en sus bolsillos mientras caminaba en dirección hacia la salida a un paso tranquilo tratando de no dejar atrás al otro, pues normalmente caminaba más rápido debido a su naturaleza, pero cuando estaba con un humano procuraba ser lo más "normal" posible.

- Me alegra que si vaya a acompañarme -le sonrío, abriendole la puerta para dejarle salir primero - Pues.... en verdad ha sido una casualidad que nos encontraramos aquí, lo cual creo interesante, no te parece? Es decir, solo estaba caminando sin rumbo para distraerme un poco y llegue hasta aquí... que ha sido de usted?

Escucho sus palabras mientras le miraba de reojo y caminaba hasta salir de aquel lugar.

-Vaya el insomnio no es nada bueno.... deberías buscar algo que te ayude a poder dormir aunque....me temo que si no fuera por eso no nos hubieramos encontrado -le sonríe, guiñandole el ojo de manera coqueta.

De pronto en el camino, salto un pequeño gato que logro asustar a su acompañante lo cual le causo un poco de gracia al notar su reacción y tenerlo ahora tan cerca, comenzaba a maquilar en su mente el plan perfecto para obtener lo que deseaba de su ahora victima.

- Tranquilo, ha sido solo un gato travieso el que te ha asustado.... -pasó una mano con cuidado por su cabello, para no arruinar su peinado, tratando de calmarle- se ha ido ya, todo está bien.

Observaba sus movientos, curioso por la manera en que el otro se comportaba, realmente le estaba intrigando poco a poco y llamaba mucho su atención lo cual era interesante porque le podría divertir además de servirle de alimento.

- No te preocupes, te asustaste, no tiene nada de malo ... -dejo de acariciarle, viendo luego a su al rededor cuando le dijo que sería buena idea regresar.

- Es cierto...está oscuro...entonces te acompañaré a casa si me lo permites...que te parece? -le sonrió-

-¿Hasta mi casa?...-
Susurre desviando la mirada de la suya, llevando mis manos hacia el frente para juntar mis dedos y jugar de manera un tanto nerviosa con ellos.
-Creo que ahm, sería demasiado molestarle…-
Levante el rostro de nuevo y esta vez eche mis manos tras mi espalda.
-Y ahm… después usted tendría que andar solo por la calle para volver a la suya… así que se arriesgaría solo por acompañarme…-
Volví a mirarle con una leve sonrisa mezclada un pequeño gesto de preocupación mientras sentía como el viento de la noche se hacia aun mas fresco y denso, y apenas en el suelo comenzaba a formarse una pequeña neblina.

- No te preocupes estoy acostumbrado a ir por la noche así que no es molestía si te llevó a casa.... -de pronto se sobrezaltó al sentir la presencia del otro que rápidamente le tomó por la cintura y volteo a verlo, arrugando la nariz en un gesto de desagrado.

-A donde fueramos no es de su incumbencia! -no pudo resistirse cuando cayó en el altar, levantandose enseguída buscando con la mirada a Yuze para ver como se encontraba- Estas bien Yuze?... -preguntó suavemente mientras el otro fingía que rezaba. Se encogió un poco al sobresaltarse por sus carcajadas.

Forcejeo mientras le ataba las manos
- Qué demonios cree que está haciendo eh?!! -pataleo para safarse del otro, removiendose aunque tuviera las manos atadas- cree que podemos jugar, pues larguese a jugar con otro, que no tengo ganas de ver siquiera su rostro!! -mostró sus colmillos de manera desafiante- Yuze!! huye ahora que puedes, corre!! -le gritó para advertirle-

Tenia mi vista perdida en otro lugar, observando aun con preocupación lo oscuro que estaba aun a una pequeña distancia de aquella iglesia, por lo que el repentino agarre seguido de aquella voz, me tomo por sorpresa, sacándome además de un brinco un pequeño grito de miedo ante aquello y observaba con temor todos esos acontecimientos que ocurrían tan repentinamente y en un acto instintivo, cerré mis ojos con fuerza antes de ser prácticamente arrojado contra el altar. Ante aquello y ante el miedo que sentía por el cambio tan drástico de la situación, mis piernas flaquearon y ante ese empuje que quizá no había sido demasiado fuerte, caí al suelo, observando apenas entre mis ojos entreabiertos a aquella persona que ahora nos acompañaba y que prácticamente se burlaba de la manera mas obscena de la fe de los creyentes. Lentamente reaccione ante los acontecimientos y con la mirada busque a Byou ubicando que se encontrara bien y solo con horror pude observar como aquella persona le amarraba contra su voluntad y sin poder hacer nada empecé a temblar en mi lugar, tratando de ponerme torpemente de pie.
-N…no….le dejare aquí…-
Logre balbucear ante la replica de Byou por que huyera de aquel lugar y sentía como mi mano se helaba ante el tacto de aquel hombre; entreabrí mis labios tratando de al menos balbucear la respuesta que me pedía.
-Y…Yuze….-
Dije quedo, mirando con preocupación a Byou.
-Este…suéltele por…favor… no le lastime… no le ha hecho nada malo para ello…-
Agache levemente la mirada y lleve mis dos manos a la suya para sostenerle antes de que se alejara. Sentía mis dedos temblar, la frialdad de estos tratando de aferrarse a su mano y le mire con cierta suplica tratando de accediera con ello ante mi petición.

No podía creer la manera de reaccionar del humano, en ese momento le parecía estúpido que se haya sacriicado por una persona que ni siquiera conocía y que además también tenía malas intenciones para con el, pero sin embargo nada se comparaba a lo que el otro vampiro estaba haciendo, si bien ese tipo de juegos no le causaban gracía alguna y mucho menos placer.

Se mordio el labio inferior con coraje, apretando los puños sin poder negarse a las peticiones del mayor, no quería dejar que asesinará al joven, no tenía nada en especial con el, pero tampoco era su intención arrancarle la vida, como si el fuera quién lo decidiera.

Le molestaba ver tanta sangre desperdiciada, y que jugarán así con las personas.

- Debiste haber escapado cuando te lo dije, bien pude haberme encargado de esto yo solo, y tu podrías estar a salvo en casa, durmiendo -susurró viendo a Yuze.

Fijo su vista en el otro vampiro, enarcando una ceja mientras se quitaba los primeros botones de la camisa.

- Por qué tenías que involucrarlo en esto?.... y con juegos tan desagradables y bajos como este.... que repulsivo.... -arrugo un poco la nariz en un gesto de desagrado, para luego comenzar a contonear sus caderas lentamente mientras se acariciaba el torso levatando la tela de su camisa y dejando ver un poco de su piel, esperando que aquello fuera a satisfacer al otro vampiro y causar el menos daño posible en el otro.

Una leve sonrisa de alivio se formo en mis labios al escuchar que le soltaría, además que deje salir un pequeño suspiros de calma una vez que empezó a desatar las manos de Byou
-Muchas…Gra…-
Mi titubeante frase se vio abruptamente detenida, un fuerte temblor invadió mi cuerpo ante su repentino agarre, mi cuerpo tembló en demasía al escucharle, sin poder hacer nada, invadido por el miedo, sentí como sus manos sometían las mías para amarrarles, pero aquello no se comparo con el miedo al sentir el frio filo del punzante objeto sobre mi cuello, entre abrí los labios como queriendo soltar un grito, que se quedo en un sordo movimiento por parte de mis labios y aunque mi cuerpo temblara obligando a mis piernas a flaquear e incluso a llenarlas de la necesidad de salir corriendo de aquel lugar, trataba con todas mi fuerza de no moverme por el miedo de sentir el filo del objeto entrar a mi piel. Mantuve mis ojos cerrados, tenia miedo, muchísimo miedo y apenas les entreabría en ocasiones como si aquello me hiciera despertar de lo que yo creía era una pesadilla, pero al escuchar mi nombre salir de los labios de aquella persona, seguido de una amenaza contra mi vida estos se abrieron de golpe y un pequeño “no” salió de mis labios como si aquello fuese a detenerle o hacerle cambiar de idea, y por el contrario de ello, sentí mi carne siento penetrada por aquel objeto que aunque no haya echo una herida profunda, ya era lo suficiente para obligar a que mi vista se nublara y sintiera el tibio de mi sangre empezar a brotar; el cual fue cambiado por el calor de la saliva de aquel hombre y ante aquello una mueca de dolor por el ardor que me causaba su saliva deformo mi rostro. Ahora no sabía lo que pasaría y mi mente se perdía negándose una y otra vez que aquello no podía estar pasando, mi cuerpo estaba siendo expuesto ante la vista de ambos, y sin poder contenerlo mas mis ojos se cerraron una vez mas, sintiendo en mi cara el fuerte calor del pudor que aquellas acciones por parte de él me provocaban.
-No… Por favor…-
Titubee al hablar y mis labios temblaron pero mi cabeza no me obedecía mas y giraba de un lado a otro, negando una y otra vez, ni siquiera esos besos que dejaba sobre mi piel desnuda lograban distraerme, peor aun las palabras que había dicho Byou ante mi acción de quedarme para no dejarle ahí, hicieron que sintiera una vergüenza terrible y mientras que de entre mis labios salían suspiros y gimoteos por las acciones de la mano de aquel hombre sobre mi entre pierna, continuamente formaba quedos “lo lamento” que por lo alto que era mi temblorosa voz que ahora era embargada por un chillido al sentir nuevamente la navaja sobre mi piel, apenas si era audibles para ellos dos. Mi mejilla ardía, y apenas si podía ver bien, debido a las lágrimas que brotaban continuamente de mis ojos y alcanzaban la herida haciéndola arder aun más, mezclando la humedad de las lágrimas con el calor de mi sangre que se escurría por mi cuello en un delgado hilo carmesí.