閉じ込められた ◄PRIV►

Humano

Tenia que admitir que era bastante curioso, por muy tenebrosos que pudiesen resultar los lugares que había fuera del pueblo eran los que mas atraían mi curiosidad por lo que desde muy temprano salí de mi casa para dar un paseo hasta los mas alejados del pueblo. Pase de largo el enorme castillo que había a las afueras de este sobre todo porque sabía quienes habitaban ahí y no quería toparme con ninguno de ellos, ya que había escuchado bastantes rumores acerca de aquellas personas y lo que menos quería eran problemas. Pero los demás lugares estaban a mi alcance por lo que me fui a uno bastante cercano a ese terrorífico castillo, una prisión abandonada.
Era un lugar grande y estaba derruido en muchos sentidos sin embargo a pesar de eso mi curiosidad fue mayos y me decidí a entrar al lugar. Por los largos pasillos, había vidrios, madera y tubos de las paredes destruidas por el lugar y entre ellos avanzaba dando pequeños brincos como si jugase a saltar la cuerda, era divertido y decidí avanzar de esa manera un par de pasillos mas pero, se me ocurrió una idea para hacer aun mas divertido el juego y esa era hacerlo brincando con uno solo de mis pies. Comencé a saltar con cuidado, entre todo lo que había tirado y cada vez lo hacia mas rápido, pero para ello había abierto mis brazos para formar una cruz con mi cuerpo y mantener un poco mas el equilibro.
En un mal brinco, mi pie con el que apoyaba se tambaleo al momento de saltar un tubo algo grueso y sin poder recuperar este rápidamente me caí hacia un lado y fui a dar a una de las viejas puertas de las celdas de aquella prisión, para mi “fortuna” esta se abrió con el golpe de mi cuerpo y caí en el suelo dentro de esta, no obstante de la misma manera se cerro en un fuerte azote que hizo que me encogiera sobre el suelo. Entre quejas y pucheros me fui levantando del suelo para quedar sentado y me di cuenta que el brazo con el que había caído estaba completamente raspado además de que sentía un fuerte ardor en mi mejilla y cuando la revise con una de mis manos esta sangraba. Comencé a dejar salir pequeños sollozos y sobando mi brazo herido con mi otra mano me dirigí a la puerta, pero mi temor y frustración se hicieron aun mayores que por estar herido, al darme cuenta que esta se había atascado. Lleve ambas manos a la manija y empecé a sacudirle con toda mi fuerza para poder abrirle sin obtener resultado. Cerré los ojos con fuerza y de estos comenzaron a brotar las lágrimas ante la sola idea de quedarme encerrado ahí y además sentía el ardor de las heridas de mi mejilla y brazo. Empecé a gritar mientras que golpeaba la puerta pidiendo ayuda pero sabía que el que alguien estuviese ahí para escucharme era imposible por lo que después de gritar un momento me gire dándole la espalda a la puerta, sentándome al pie de esta mientras que abrazaba mis rodillas y escondía mi rostro entre ellas, soltando pequeños gimoteos y pensando en que tal vez tendría que quedarme en ese lugar hasta la noche o quizá mas.

Succubus

Recien acababa de llegar a este pintoresco e interesante pueblo, no podía negar que tenía pinta de ser un sitio divertido, sin embargo al ponerse el sol, todos huían y se refugiaban dentro de sus casas, dejando la mitad del pueblo vacio, ya que muchos de los demás habitantes salían hasta que estaba completamente oscuro el cielo,simples supersticiones estupidas, suspiraba y pensaba, cuando llego hasta mi nariz un curioso aroma dulce, cuando levanté mi rostro este provenía de un chico que caminaba alegremente por el lugar, su aroma me llamó en demasía la atención, por lo que al ver que no se dirigía hacía su hogar, sonreí con malicia, al haber encontrado además de mi cena, un lindo juguetito que seguro sería muy divertido, por lo que lo seguí con una distancia prudente para que no se diera cuenta de mi prescencía.

Mi sonrisa se amplió cuando lo ví entrar en lo que quedaba de un imponente edifcio, el cual desde lo lejos decía que salir era mucho más dificil entrar, a pesar de haberlo perdido de vista podía localizarlo con facilidad debido al dulce aroma de su sangre, que se distinguía a la perfección de todos los desagradables aromas a humead, putrefacción, abandono que se sentían en ese lugar, me detuve un momento a encender un cigarrillo, cuando un fuerte golpe de una de las celdas resonó por todo el lugar, por lo que podía suponer mi pequeño juguetito había caido en una trampa.

Metí ambas manos en mis bolsillos, mientras caminaba entre las ruinas, hasta hallarme con su colorida espalda y sus pequeños sollozos, negué suavemente con la cabeza, al tiempo que ponía una mano en la puertay empujaba esta con la misma, para con facilidad abrir la misma, al romper la cerradura, antes de que pudiera reaccionar, entre en esta y torcí uno de los barrotes atorando de nuevo la puerta encerrandonos dentro, siendo la unica forma posible de salir de ahi cuando yo lo quisiera y como yo quisiera, además de que no era seguro que el volviera a salir.

Me coloqué en cuclillas frente a él y tomé su mentón elevando su rostro, sintiendo cada vez con más fuerza el dulzor de su sangre, abriendome más el apetito, saqué el cigarrillo de mi boca, tomando el mismo con la otra mano, al tiempo que me acercaba a su mejilla a susurrarle.
-vaya vaya, tenemos un pobre conejito perdido y herido-

Expulsaba el humo del cigarrillo dejandolo chocar contra su mejilla con cada palabra que le decía, riendo un poco al ver sus reacciones, despues sin más saqué mi lengua y lamí su mejilla, degustando asi su sangre, comprobando que como habia supuesto, su sangre era dulce, joven y deliciosa, relamí mis labios alejandome un poco para mirarlo directamente a los ojos, con una mirada maliciosa en ellos.
-Eres muy torpe, sabes que eso podría costarte la vida?-

Apreté sus mejillas entre mis dedos indice y pulgar, sintiendo su mejilla herida caliente y escurriendo un poco más de sangre manchando mi dedo, retirando la misma, enterrando mi uña en ese lugar para obtener un poco más de sangre, retirando la misma para llevarla a mi labios, volviendo a degustarla.

Humano

No había pasado ni diez minutos y ya resentía la incomoda soledad del lugar, además de que sentía que la noche avanzaba mas rápido que el tiempo y todo se comenzaba a poner muy oscuro. Con la palma de mi mano empecé a frotar levemente mi mejilla, ya que sentía el pequeño escozor de las heridas mientras que recorría el lugar con la mirada, resignado a que ahí pasaría la noche, así que pensaba en que esquina seria más caliente dormir en ese frio lugar. Me arrepentía de haber ido a ese lugar a jugar y mientras que mas lo observaba me repetía constantes veces. “Debí de haber ido a jugar con Non-chan”. Nuevamente los gimoteos volvieron pero cuando empecé a gatear a una de las esquinas donde se encontraba una vieja cama la puerta empezó a moverse y temeros me gire cerrando los ojos con fuerza y cubriendo mis oídos con las manos para no resentir el estruendo de la puerta al abrirse.
Lentamente entre abrí los ojos y vi a la enorme figura que entraba y que ponía un tubo para atorar la puerta, a lo que le mire algo confundido y mientras que se acercaba con la voz algo temblorosa y tímida le dije.-Este… si le cierra no podremos salir… Non-chan se va a preocupar si nu regreso y en su casa…tamb...- Para abruptamente mi oración cuando sostuvo mi mentón mientras que le veía parpadeando repetidas veces para disipar lo húmedo de mis ojos y que no notara que había llorado y mi cuerpo dio un pequeño brinco al oír su voz, pero mas atribuido a que su respiración chocaba con mis heridas. Pequeños tosidos salían de entre mis labios ya que no estaba acostumbrado al olor a cigarro y al mismo tiempo que ello, mantenía cerrado los ojos percibiendo el ardor de su saliva sobre mi herida y a la vez resentía en mi cabeza su regaño.-Es que… es que… no sabia que me quedaría encerrado aquí solo…-Empecé a gimotear de nuevo y al encontrarme con sus ojos, sentí como los míos se llenaban de lagrimas no tanto por el dolor que sentía en mis mejillas si no porque en cierto modo me hacia sentir mal que me reprendieran. No me agradaba mucho el llorar y al menos no delante de alguien que no conocía sin embargo también era algo impulsivo y esa persona precisamente había llegado en un momento en el que estaba desesperado por lo que mientras que frotaba mis ojos con el dorso de la mano a la vez que le miraba, forcé mi mejor sonrisa.- Pero, pero… también estas perdido?... Al menos no pasaremos la noche solos…Ho y…-Deje mi frase inconclusa y con una de mis manos rebusque entre las bolsitas de mí vestido algunos pequeños caramelos de colores que tenía guardados ahí. Me acerque a su rostro, separándome un poco de su doloroso agarre y deje un pequeño beso en su mejilla, para luego acercar mi mano sosteniendo los dulces en la palma de esta a su rostro.-Son poquitos, pero es mi agradecimiento por encontrarme…-Le dedique una sonrisa un poco mas amplia, pero aun parpadeaba algo rápido, sintiendo el arder de mis ojos y repentina mente en aquella vieja celda unas cosas de una de las esquinas se vinieron abajo, causando un estruendo en la habitación a lo que sin querer reaccione con un pequeño grito, cerré los ojos y me abalance contra el abrazándole fuertemente, escondiendo mi rostro en su pecho.

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