Flowery~ [PRIV Masashi]

No sabía si era buena idea lo que estaba a punto de hacer. Mi cerebro decía que era riesgoso, exponerse demasiado a un innecesario peligro y aparte de todo era una locura el jugar con fuego al adentrarme a aquel castillo..."God´s palace"
. Pero mi curiosidad, mi instinto y esas extrañas ganas de ver de nuevo a Masashi-san acallaban a mi razón, haciendo que tomara la decisión de buscarlo.
Tuve que recorrer todo el pueblo a paso acelerado para evitar que fuera a oscurecer y no reconociera las calles, o que de nuevo tuviera la mala suerte de toparme con alguien que no me dejara continuar con mi camino.
Como pude llegue hasta las afueras del pueblo, sabiendo que ya no había vuelta atrás, que al cruzar más allá me encontraría muy lejos de casa, pero ya era demasiado tarde como para cambiar de opinión además de que ahora el miedo había disminuido y ahora tenía una extraña emoción por llegar.

Seguí caminando en "linea recta" esperando algún tipo de indicio que me indicara como llegar, pero pronto, a tan solo unos metros más pude divisar una imponente construcción que sobresalía de todo lo demás. Se trataba del castillo que buscaba con tantas ansias, aunque no era tal como lo había imaginado, era mil veces más impactante llegando a rozar en lo aterrador, pero no por eso perdía la belleza de sus acabados.

Apreté bien mis puños para tomar algo de valor y dar los últimos pasos hasta la reja principal. No quería verme como un intruso ni como alguien que no respetara la propiedad ajena, por lo cual resignado coloque ambas manos en los barrotes, asomando mi cara por en medio de estos, pensando en que quizás lo correcto sería esperar ahí a que alguien abriera. Pero al recargar mi cuerpo un poco más, me di cuenta de que la reja estaba abierta y tan solo era necesario un empujoncito para poder entrar.
Lo más obvio era que no necesitaran de grandes cerraduras o seguridad, pues dudaba que hubiera alguien lo suficientemente loco como para querer entrar sin algún tipo de invitación.
Di un ultimo vistazo a mis espaldas antes de adentrarme por el jardín principal, entre-cerrando la puerta detrás de mi para luego centrar mi atención en la belleza de vegetación frente a mi.

Spoiler:

Emprendí el camino a través del centro del jardín, asegurándome de no dañar nada en mi paso.
A lo lejos podía ver la gran puerta principal que por el momento era mi objetivo. Pero aun así no podía controlar un leve temblor en mis manos al ir acercándome paso a paso.

De alguna forma no sentía miedo al estar con Masashi-san, era como si estuviera protegido cuando me encontraba con él, pero no había tomado en cuenta las otras opciones.
Ahora el temblor de mis manos era más que evidente, por lo cual desvié mi camino, comenzando a vagar por el jardín sin darme cuenta que ahora estaba caminando sin rumbo, alejándome de manera inconsciente del camino principal, adentrándome por la creciente vegetación mientras buscaba algo de seguridad en mi mismo. Pero cuando tuve de nuevo algo de valor...ya era demasiado tarde. Ahora había perdido de vista el camino principal topandome de frente con una especie de laberinto sin salida.
No quería adentrarme en este pues sabía que solo conseguiría perderme más, pero tampoco quería volver por mi camino, temiendo llegar a un sitio peor que este. Así que me limite a recargar mi cuerpo en una de las estatuas que adornaban el lugar, mirando desde ahí a todos lados sin saber bien que buscaba. Mi cuerpo temblaba de frió, notando como poco a poco el sol se iba ocultando, tiñendo de rayos rojos todo mi alrededor.
Ahora si estaba convencido de que...el haber venido era una terrible equivocación.

Ahora no solo tenía frió y miedo, si no que también me sentía vigilado como si alguien me observara desde algún punto, pero por más que miraba hacia todos lados alzando mi cabeza repetitivamente no podía encontrar a nadie.
Comencé a repasar mis opciones, pensando en buscar sobre mis propias pisadas para encontrar de vuelta la salida del castillo pero eso me conduciría a que irremediablemente tuviera que atravesar todo el pueblo en plena noche, con ese latente riesgo de ni siquiera llegar a salvo a mi casa.
Todo eso invadía mi mente, desconcentrandome y haciendo que perdiera la noción de tiempo y espacio, tanto que en tan solo un abrir y cerrar de ojos ya tenía a alguien frente a mi. A primera instancia no alcance a distinguirlo, por lo cual mi instinto por protegerme hizo que diera un brinco hacia atrás, escondiéndome detrás de la estatua donde estaba recargado, aunque segundos después me dí cuenta de que era él quien estaba frente a mi, mirándome tranquilamente desde su posición.

-M-Masashi-sama.- susurre inclinando mi cabeza un par de veces en una clara forma de disculpa por haber reaccionado así al verlo. -Pues no quería importunar a los que viven con usted, y no sabía si realmente podría verlo.- respondí a la pregunta que había hecho, saliendo de mi "escondite" para colocarme frente a él, aunque de esa manera el fuera capaz de ver mi tembloroso cuerpo a causa del frió y de todas las impresiones anteriores. De alguna manera su cuerpo me cobijaba de esto así que me apegue solo un poco más, intentando sostener su mirada a pesar de que sabía que mi cara estaba al rojo vivo. -Espero no haberlo interrumpido también, pero realmente quería verlo y pensé que esta sería la única manera- encogí un poco mis hombros, esperando atento alguna reacción de su parte, pues su serenidad característica no lo había abandonado ni un segundo.

Retrocedí un par de pasos cuando note que se movía hacia mi, aun no sabía porque mi cuerpo reaccionaba así, ni porque a pesar de haberme encontrado con él sin mayor problema seguía temblando de miedo. Quizás era culpa de haber tenido malas experiencias en el pasado, o quizás ya ni siquiera era miedo, si no nervios...debilidad que él causaba con solo mirarme.


No note como pero ya me encontraba de vuelta contra uno de los blancos y fríos pilares, sintiendo la frialdad del mármol. -Mi aroma?- susurre en modo de pregunta, ladeando mi cuello cuando su suave pero fria respiración se acerco a mi, causando que mi piel se estremeciera dándome suaves cosquilleos que se reflejaron en un suave escalofrió.- N-nunca entiendo a que se refieren con eso.- sonreí llevando mis manos a mi playera, llevando la misma a mi nariz como si quisiera "oler", aunque no conseguía percibir nada especial. - P-pero si usted lo dice, le creo.- murmure al fin, escondiendo una ves más mi nariz en mi playera, pero justo antes de que cualquier otra cosa sucediera, sentí un escalofrio en mi espalda, como si un animal proveniente del jardín rozara conmigo, cosa que me obligo a dar un paso más hacia él, chocando inevitablemente con su cuerpo. -P-podríamos, movernos de aquí? Solo si usted quiere claro.- tímidamente coloque una de mis manos en su pecho, enredándome en la tela de su abrigo. Mientras esperaba por su respuesta, en mi cabeza aun sonaba la referencia que había hecho a mis "agallas", siendo la primera vez en la que alguien me decía algo parecido.
Siempre era cobarde, tímido sobre todo, aunque esta vez había decidido guiarme por un instinto y por ese...deseo de verlo, de sentirlo.

De pronto me vi en una posición diferente sin poder hacer nada más que obedecer, sintiendo la fuerza de su notablemente alto y fuerte cuerpo contra mi espalda.
Como pude voltee mi mirada hacía él, pero de igual manera en un instante me encontré con el frió mármol justo frente a mi pecho, causándome escalofríos aun más intensos que todos los que había tenido en la noche.
Por más que intente colocar mis manos en la estatua para llegar a separarme un poco, me di cuenta de que no podía moverme gracias a su pierna que se encontraba en medio de las mías, y que si lo intentaba tan solo lograba conseguir un roce...extraño...incomodo...placentero roce. -E-entonces n-nos quedaremos.- susurre antes de que tomara de mi cabello, tirando suavemente de este y acomodándome de tal manera que la pálida piel de mi cuello estuviera a su disposición.
Por si el frío frente a mi no fuera suficiente, ahora también tenía que controlar los escalofríos de mi piel causados por su hábil lengua en mi cuello. -Sus manos?- repetí con algo de curiosidad dando luego un leve respingo, casi un brinco por la dureza de su rodilla. -Pero Masashi-sama...sus manos no me hacen temblar de la misma manera.- acepté soltando un quejido de impotencia al no poder ni siquiera mirarlo correctamente, por lo cual me limite a cerrar mis ojos, recargando mi frente contra el frio mosaico. Quizás no era tan malo ya que esa frialdad me ayudaba a disminuir el sonrojo de mi piel. -Sus manos me hacen sentir bien...me dan cosquillas y h-hacen que sienta cosas que no había sentido antes.- con cada palabra mi voz iba disminuyendo de tal manera que lo ultimo lo dije en un susurro casi inaudible, aunque estaba seguro que con sus habilidades tan diferentes a las mías conseguiría escuchar sin problema alguno.

Abrí de vuelta los ojos, buscando alguna manera para poder recargar mi cabeza hacia atrás, justo en su hombro haciendo más cómoda la posición en la que me había colocado, cosa que hacía que mi cuello se tensara y que doliera un poco. Desde ahí podía observar las finas pero fuertes y masculinas facciones de su rostro, concentrándome en estas hasta que un nuevo roce de su pierna con mi entrepierna me hizo salir de mis pensamientos -Ah c-como eso...es raro pero s-se siente bien cuando usted lo hace- gemí con mucha suavidad, atinando a mover mis caderas una vez más esta vez con total curiosidad.
Lamía insistentemente mis labios, haciendo un par de mohines infantiles con estos, intentando alcanzar de alguna manera los suyos aunque solo conseguía dejar húmedos besos en su barbilla.-

Ese tono serio que ahora había usado conmigo causaba temblores aun mucho más intensos que cualquier frió mármol pudiera hacer.
Me encontraba totalmente débil y a su merced al no poder moverme hacia ningún lado, teniendo que recargarme con el mármol mientras que sus fuertes dedos encontraban el camino por debajo de mi playera, justo en mis caderas.
-P-pero yo no quiero que sea duro conmigo.- susurre temeroso, encogiendo mis hombros para cubrir un poco mi cuello, lugar que se tensaba a causa de las placenteras sensaciones de su lengua combinada con su mano en mi abdomen.
Agaché mi cabeza para seguir atento el camino de su mano, que poco a poco ascendía por mi piel que si en un momento había estada helada...ahora se encontraba hirviendo. Sobre todo sentí que me quemaba justo en el cual sus dedos rozaban superficialmente mi pezón, provocando una placentera y nueva sensación.
De cierta forma me sentía apenado por las reacciones incontrolables de mi cuerpo, pero sobre todo por esos suaves y sucios sonidos que salieron de mi boca cuando sentí que sus caderas se empujaban lascivamente contra mi trasero, haciéndome pensar en la fuerza de su cuerpo...en el placer que podía provocarme. -Y yo me portare bien~- a pesar de que quería conservar mi calmado tono de voz, no pude esconder la ligera perversión que comenzaba a presentar.

Me avergonzaba de mis propias reacciones pero por más que sacudía mi cabeza no conseguía apartar ninguno de los pensamientos que ahora me rondaban.
Suspire de manera suave y lenta, para luego llevar una de mis manos a la suya que se encontraba en mi pezón, tomándola suavemente de la muñeca para apartarla de ahí, pero mi propósito no era alejar el contacto, si no que buscaba llevar sus dedos a mi boca, dándoles inexpertas lamidas de arriba a abajo, comenzando también a succionar la punta de su dedo, mientras que notaba como ahora mis ruidos eran silenciados por su dedo, cosa que hizo que tomara otro dígito en mi boca,repitiendo el proceso del anterior.

Al dejar sus dedos humedecidos los guié de vuelta a mi torso, esta vez soltando su muñeca para dejar que de nuevo me recorriera a su antojo, mientras que yo por mi parte, había comenzado a moverme quizás de manera inconsciente, empujando mis caderas hacia atrás en forma de leves círculos, causando que poco a poco su cuerpo despertara, dejándome sentir esa intensa presión en mis glúteos, ocasionando a la vez que ocasionalmente su camisa se levantara un poco, dejando expuesto su duro abdomen.

De repente me vi abandonado por su cuerpo, dejándome des-equilibrado por lo cual tuve que apoyarme hacia el frente, sosteniéndome con ambas manos del pilar frente a mi, mientras que intentaba regular mi agitada respiración de alguna forma, dejando todo en silencio a excepción del sonido de su voz...aquella que sonaba más grave y fría que de lo normal, incluso llegan a parecer una especie de regaño. A lo cual no tuve más que asentir varias veces con la cabeza, viendo de reojo como se alejaba definitivamente de donde estábamos para caminar hacia una banca cercana.

Por unos segundos llegue a dudar si era buena idea seguirlo, pero no quería volver a quedarme solo en mi sitio, así que a paso apresurado caminé hacia él, quedando a una distancia prudente, misma que no sirvió de nada al verme jalado hacia abajo por una de sus manos. Ahora me encontraba de rodillas frente a él, justo en medio de sus piernas, lugar desde el cual no tuvo ninguna dificultad para comenzar a jalar de mi ropa, deshaciéndose de la delgada chaqueta que me cubría, y por si fuera poco incluso llegando a rasgar violentamente mi playera para dejar mi desnudo torso expuesto al extremo clima del jardín. -Yo l-lo siento...no quería hacerlo enojar.- susurré en medio de un quejido, mientras que mis dos manos se abrazaban a mi propio cuerpo, intentando protegerme de alguna forma. -Me deje llevar, pero n-no volverá a pasar.- me era bastante difícil hablar correctamente, no solo por la pena que se reflejaba en mi voz, si no también por como mis dientes temblaban por el frio, chocando violentamente entre si.
Después de eso me quede en silencio unos momentos, llegando incluso a agachar mi cabeza al no poder soportar sus serias facciones que me miraban con un atisbo de enojo, aunque con cada segundo que pasaba, el frio de mi cuerpo se hacía superior provocando temblores mucho más violentos que cualquiera experimentado anteriormente; así que mi única alternativa era acercarme un poco a su cuerpo quedando rodeado de cierta forma por sus piernas.
-Masashi-sama...-murmuré subiendo tímidamente mi cabeza para buscar su mirada y así hacer que me escuchara.
Con un notable nerviosismo, coloqué una de mis manos en su pierna derecha, y al ver que mi mano no era retirada de ahí me aventure a poner la otra sobre su muslo izquierdo, haciendo esto simplemente para apoyarme un poco en él y así estirarme hacia arriba aun de rodillas, aunque con esa acción mi desnudo torso se rozara involuntariamente contra su cuerpo. -Me perdona?- mordí mi labio inferior antes de cambiar mi expresión por un puchero un tanto infantil, intentando cambiar también su semblante. -Si~?- susurre y luche fuertemente por mantener mis ojos fijos en él, mientras que mis pulgares trazaban ligeros y casi imperceptibles círculos sobre sus muslos.

Sorpresivamente fui jalado por él hasta quedar de pie, con mi cuerpo aún más débil que antes a causa del frió que sentía; y por si fuera poco...su lengua en mi mejilla se sentía como un cubo de hielo paseándose por mi piel. Pero lo que más me hacía temblar era su voz tan fría y tan sería al hablarme.
De pronto su brazo me guió hasta el laberinto que tanto miedo me causaba, haciendo que temiera lo peor al pensar que quizás me dejaría ahí tirado en el suelo y con mis rodillas lastimadas, pero cuando se quito esa larga gabardina y la colocó en el suelo me di cuenta de que tenía intenciones diferentes. Sin oponer resistencia me recosté en la gabardina, agradeciendo la existencia de la misma para recibir algo de calor en mi desnuda espalda...calor que no era nada a comparación del fuego que provocaban sus insistentes roces en mi vientre que sin delicadeza llegaban hasta mis pezones, los cuales pellizco brusca pero placenteramente.
Una ola de quejidos de confusión brotaban de mis labios, aunque pronto me vi silenciado con un beso demandante...violento de su parte, al cual comencé a corresponder de manera torpe por estar abrumado de sensaciones diferentes entre si, tardando un poco en reaccionar y comenzar a corresponder con la misma pasión con la que mi cuerpo era tratado.
Intentaba con todas mis fuerzas el quedarme quieto a pesar de ese directo contacto en mi entrepierna que iba reaccionando paulatinamente, pero yo era alguien bastante inquieto, así que pronto una de mis manos busco enredarse en los largos mechones de su cabello que tanto llamaban mi atención, mientras que la otra la dejaba apoyada sobre su gabardina, donde podía apreciar la tela, la suavidad pero sobre todo ese olor tan característico de su piel. Sin hacer ningún brusco movimiento, tome la manga de la gabardina, adentrandola por en medio de nuestros cuerpos para acariciar el centro de mi pecho con esta, haciendo leves caricias en las zonas que gracias a él...había descubierto que eran sensibles como por ejemplo mis costados y la zona de mis pezones. De esa forma no rompía esa regla de no guiar su mano, ya que era la mía la que hacía su recorrido, solo que gracias a la manga de su gabardina podía pretender que no era así.

La mezcla de sus labios, con su cuerpo sobre del mio y además esas caricias en mi entrepierna consiguieron que la misma se endureciera por completo, provocando que mis pantalones llegaran a apretar considerablemente, cosa que hizo que estrepitosamente me tuviera que separar de sus labios para buscar algo del aire vital que necesitaba...aunque al hacerlo accidentalmente cause que en mis labios una ligera herida fuera creada, llegando incluso a obtener un fino hilo de sangre que se deslizo hacia abajo, justo en mi mentón.
Inconscientemente lamí mis labios para probar un poco de ese liquido, teniendo así una idea...
Manché la misma manga de antes con mi sangre, utilizando esto para recorrer el mismo camino que antes, solo que ahora dejando un camino carmesí en mi cuerpo.