Blasphemischen Jungfrau •LIBRE•

Succubus

Me encontraba dando uno de esos paseos nocturnos por el pueblo, ciertamente el tiempo libre comenzaba a ser completamente excesivo y no había logrado toparme con alguien que me entretuviera lo suficiente como para dejar de perder el tiempo. Me había decidido pasar un tiempo en la cantina del pueblo, el burdel ya no me era entretenido y probar tanto de sangre como de carne usada cada que me aburría realmente me estaba resultando repugnante por lo que solo opte por ir a beber unos tragos y volver al castillo a terminar de perder mi tiempo.
Al salir de la cantina, con un cigarrillo entre mis labios, en lentos pasos empecé a caminar por las calles del pueblo hasta que ante mi vista tenia aquella edificación religiosa de los humanos, pero que ante mi vista no era mas que una escusa por parte de esa inferior raza por mantenerse al margen de la realidad, con la esperanza de que al morir al menos sus patéticas almas fueran salvadas. Me reí en mis adentros ante aquello y planeaba pasar del largo el lugar, de no haber sido por un pequeño grupo de religiosas que salían de ese lugar, no me sorprendía el hecho de que hubiera gente en ese lugar, me sorprendía el hecho de que un peculiar aroma había quedado en aquel sitio, pero no cualquier aroma, uno especialmente atrayente para mi. Cuando ese grupo de religiosas se largo del lugar sin perder tiempo me dirigí al lugar para asegurarme de que fuera realmente lo que mi cabeza decía que era el dueño de ese aroma. Al entrar al lugar me tope con el enorme altar del lugar decorado con velas y demás, al parecer aquellas religiosas se encontraban orando ahí por el cuerpo que yacía sobre la mesa del altar, cubierto con una enorme sabana blanca.
En rápidos pasos me acerque al altar, el aroma se hacia aun mas fuerte y al llegar a este me di cuenta de que este provenía del cuerpo de una mujer y no cualquier mujer, el de una joven religiosa que al deslizar la sabana por su cuerpo pude darme cuenta de que era bastante hermosa, pero el detalle que la hacia aun mas atractiva era su inmaculado cuerpo, el cual estaba completamente expuesto ante mi ya que, imaginaba que con la intensión de purificarle, le habían entregado al altar sin sus hábitos, con solo un pequeño crucifijo colgando de su cuello. Me incline sobre su cuerpo desnudo y recorrí este con mi nariz, aspirando el aroma de su sangre además de que aun sentía el leve calor de su cuerpo por lo que probablemente solo tendría una hora de haber muerto.-Pero que desperdicio, tu vida acaba de terminar y ni siquiera tuviste la oportunidad de conocer los placeres carnales.-Reí levemente y recorrí de nueva cuenta su cuerpo con la mirada.- Quizá no sea muy tarde, aun podemos…solucionar el error que cometiste al no haberle dado buen uso a tu bello cuerpo en vida.- El escenario no podía ser mejor, una iglesia, una devota de Dios y el ambiente de un cálido sepelio. Me relamí los labios ante la sola idea e importándome poco subí sobre su inerte cuerpo que aun no entraba ni siquiera en el rigor mortis por lo que mis manos empezaron a pasearse por su piel, a tocarle a calentar lo que comenzaba a ser esa fría piel suya con mis manos y cuando sentí el apretar de mis pantalones libere mi miembro de estos y abrí las piernas de aquella devota para invadirle con el. Ahí, en la casa de Dios, poseí con lujuria el cuerpo inerte de aquella virgen, goce con cada parte de su cuerpo que ningún hombre había tocado y me encargue de llenar este de las marcas de mis manos, pero por sobre todo, de mi esencia. En las paredes de la iglesia, resonó un estruendoso y ronco gemido que escapo de mis labios al llegar a mi orgasmo. Me deje caer sobre aquel cuerpo sin vida y jadee sobre este hasta normalizar mi respiración, antes de levantarme para poder salir de su interior y dirigirme a donde guardaban el vino y las ostias y el vino para comulgar y de este lugar me lleve solamente el vino y un cáliz donde serví un poco del licor mientras que caminaba de regreso al altar y ante la vista del enorme crucifijo que había sobre este, alce el cáliz en señal de brindis.- A tu salud…- Murmure con una sonrisa para luego darle un trago al vino.

Humano

Me encontraba algo afligida, un poco pesimista ante el lugar en que me encontraba, por lo que decidí salir de mi vivienda y encaminarme en un distraído paseo por aquel pueblo al que hace poco había llegado.
Caminaba de manera lenta y con delgado velo sobre mi cabeza y así, caminaba entre los callejones y solas calles del sitio, y, al ir caminando, noté como un pequeño grupo de religiosas entraba a la iglesia y opté por seguirles, supuse que en ese sitio encontraría alguna respuesta o por lo menos paz y tranquilidad, pero, al entrar junto con las religiosas me di cuenta del porque que ellas estuviesen ahí; sin darle mucha importancia o significado al suceso, me adentré aun más en la iglesia admirada por las pinturas que había en la misma, así mismo con las esculturas religiosas que había ahí. Antes de que me diera cuenta me encontraba demasiado cerca del altar, por lo que con las manos unidas y recargadas en mi pecho caminé de espaldas hasta quedar escondida entre el confesionario y la última banca del sitio, me senté en la banca lo más escondida que pude, dado que no quería que las religiosas me vieran, por lo que, desde mi lugar pude observar todo el ritual que llevaban a cabo y podía escuchar las oraciones e incluso algunos cantos que hacían en honor al cuerpo que por lo que podía imaginar, era de una joven monja que había muerto.
Antes de que terminaran y salieran del lugar, dado a que no quería ser vista por ellas debido a que no sabría cómo reaccionarían me escondí en el confesionario hasta que vi como la última de ellas abandonaba el lugar; me dispuse a salir del confesionario, pero antes de que lo hiciera escuché unos leves pasos por el lugar, por lo que tape mis labios con mis manos y me limité a observar al hombre que había entrado un sacerdote pensé, sin embargo, al ver como sus manos comenzaban a acariciar el cuerpo inerte de aquella joven, un escalofrío recorrió mi espalda, pero, debido al temor de ser descubierta por él, me limité a permanecer escondida en el confesionario, en algún momento se iría, cuando terminara su acto desagradable hacia aquella joven.
Podía escuchar las palabras que salían de la boca de aquel hombre, y sin poder evitarlo y guiada por mi curiosidad abrí la pequeña puerta del cubículo solo lo suficiente como para que uno de mis ojos pudiese observar aquel espectáculo… Cada movimiento de parte de él me horrorizaba y me hacía querer salir de aquel lugar pero mi instinto me lo impedía no quería ser descubierta por aquel sujeto, por lo que, cuando se encontraba distraído y de espaldas a la gran puerta de la entrada, y una vez que había terminado con aquel show, me dispuse a salir en silencio del lugar, pero, al hacerlo, moví uno de los porta sirios que se encontraba a un costado del confesionario provocando que este cayera haciendo un estruendoso ruido en la iglesia, que seguramente había llamado la atención de él, con miedo a que me alcanzara o que solo me mirara corrí a la puerta para salir, pero me vi detenida dado a que la puerta era algo vieja, y estaba demasiado maltratada y un fuerte viento provocó que esta se cerrara en mi rostro y que se atascara sin que yo pudiese abrirla.
Rápidamente giré mi cuerpo recargando mi espalda en la puerta de entrada y al levantar mi rostro me encontré con el de aquel hombre que estaba ahora de frente a mí y el solo hecho de que su mirada se encontrara con la mía me hizo entrar en una sensación de desesperación combinada con miedo, podía sentir el ligero temblor de mis manos y, en un fallido intento de disimular las sensaciones que experimentaba mi cuerpo, comencé a hablar…
-Yo, la…lamento haber estado aquí mientras usted se divertía, pero…ahora mismo me marcho para que pueda seguir con su entretenimiento.-
Dije con algo de tartamudeo en mi voz mientras con mis manos temblorosas intentaba abrir aquella puerta que aun estaba atascada.

Succubus

En un trago mas acabe con el vino que había servido sobre aquel cáliz, sintiendo como el liquido hacia a mi garganta carraspear de manera leve mientras que mi vista se concentraba en el enorme crucifijo que tenia delante de mío. Mi nariz se arrugo levemente y eche una vista de soslayo a mis espaldas ya que por el aroma me había percatado de que no estaba solo, pero estaba demasiado invadido por la peste de aquel cuerpo con el que había jugado así que era algo confuso, por lo que, fingí no notar su presencia, después de todo, las ratas no tardan mucho en salir de su madriguera y dando el visto bueno a mi pensamiento un estruendoso sonido reboto en las paredes de aquel lugar. Fui girando lentamente mi rostro para ver al causante de aquel escándalo pero sobre todo, ver quien seria mi nuevo juguete, para mi sorpresa era una esbelta figura femenina de la que ahora su aroma se hacia mas intenso pero por encima de ello, su sangre estaba deliciosamente invadida por el miedo. Me relamí los labios e ignore cualquier movimiento suyo ya que ahora me concentraba en dirigirme lentamente a donde ella estaba, presa del miedo y con la desesperación de salir del lugar, pero por sobre todo ahora podía distinguir de mejor manera su aroma.- Virgen…- Murmure para mi mismo y solté una carcajada que sonó por todo el lugar.- Pero que jodida noche tan excelente…debería considerar el venir aquí mas seguido a “orar”.-Dije con un claro tono de mofa y en un par de largos pasos mas estirando una de mis manos alcance una de las de la mujer que estaba frente a mi y apretándole con fuerza por la muñeca le jale para pegarle a mi.- Adonde vas, si la misa apenas va a comenzar…- Tirando de su mano empecé a caminar rápidamente hacia el altar del centro y una vez que estuve frente a este levante la mano de la mujer y mientras que posaba la mirada en el crucifijo dije.-Ah~ Señor mío, te agradezco darme tanta diversión en una sola noche…- Reí con fuerza y jale de la mano de la mujer para ponerle delante de mí.- Abra que rezar para agradecer su pongo, así que…-Deje mi oración abierta y lleve mi mano suelta al escote de su vestido y a base de jalones comencé a hacerle pedazos para empezar a desvestirle.- Vamos a… “rezar”…-Le sonríe con burla y lleno de libido mire las partes desnudas de su cuerpo para luego con descaro tomar uno de sus pecho entre mi mano para apretarlo con fuerza mientras que mi lengua empezaba a recorrer esa casta piel blanca y cálida de su cuello

Humano

No perdía de vista su cuerpo y sobretodo su mirada, y al notar como empezaba a ponerse de pie, intentaba como podía abrir la puerta, pero todos mis esfuerzos fueron inútiles; y al ver como se acercaba a mí, el temblor en mis manos aumentaba.
Podía notar el subir y bajar de mi pecho ante mi respiración que, por el frío de la noche y por el miedo que aumentaba de manera constante al ver como se acercaba a mí iba en aumento. Podía percibir sus intenciones sin embargo no podía salir de aquel lugar, me encontraba atrapada.
Antes de que su cuerpo se acercara por completo al mío resoplé de manera desesperada varias veces hasta que sentí como el frío de su mano tomaba de mi muñeca y comenzaba a llevarme por el ancho pasillo central de la iglesia; forcejeaba tratando de liberar mi brazo del agarre de su mano, jalaba mi cuerpo hacia atrás poniendo resistencia a sus acciones
–su…sue…suélteme… de…déjeme ir… que hice para que me quiera utilizar? su…suélteme… ya me disculpe por haber visto su espectáculo… de…déjeme ir…-
Decía de manera suplicante mientras era jaloneada hasta quedar delante del altar a merced de sus manos, mi cuerpo temblaba ligeramente y me retorcía de manera insistente tratando de que me soltara. Desvié mi mirada de aquel crucifijo mientras mi mano era levantada yo seguía con mi vista desviada de aquel crucifijo que si bien no era en demasía importante para mí, de cierta manera simbolizaba algo que merecía respeto.
-De…déjeme por…por favor…- susurré sin volver mi vista a la de aquel hombre que me manipulaba con sus manos, y, una vez más estuve delante de él, esta vez dándole la espalda a su cuerpo y mi rostro continuaba desviado, y, al sentir su mano sobre el escote de mi vestido un ligero quejido salió de mis labios y nuevamente forcejee para que mi cuerpo fuera liberado, y sin lograrlo, poco a poco y sin consideración mis ropas fueron desgarradas por las frías manos de aquel hombre.
Por un segundo volví mi rostro a aquel crucifijo y en el momento en que su mano tomo uno de mis senos y su lengua comenzó a pasearse por mi cuello levanté uno de mis pies y lo deje ir sobre uno de los suyos en un fuerte pizotón, y aprovechando su ligero desconcierto ante esto mi cabeza se fue hacia atrás dando un certero golpe con esta en su nariz haciendo que sus manos me soltaran y de manera rápida comencé a correr hacia la entrada nuevamente sin embargo al recordar que la puerta de esta se encontraba atas cada y aprovechando que seguramente por el golpe que había dado a su rostro su vista se encontraría un poco nublada y su cabeza un tanto desconcertada, estaba consciente de que esto solo duraría unos segundos dado a que con anterioridad pude darme cuenta de que no estaba lidiando con alguien de mi especie, sabía que él era diferente; por lo que, con rapidez tome el sirial que anteriormente había tirado al piso y con este comencé a dar fuertes golpes a la puerta vieja del lugar en busca de romperle por completo para poder escapar de aquel sujeto, teniendo en cuenta que contaba con poco tiempo, antes de que reaccionara por completo.

Succubus

Mi lengua ahora estaba impregnada del sabor de su inmaculada piel y sentía el arder de la mía ante aquel contacto, degustando en mi lengua ese exquisito sabor; cuando sentí apenas aquella fuerza suya caer por parte de uno de sus pies sobre uno mío, mi rostro se deformo en una mueca de desagrado, peor aun, una queja salió de entre mis labios cuando su rostro atino contra mi nariz lo que le dio tiempo de alejarse hasta la puerta del lugar con la inútil idea de salir de este. Cuando pensaba que no podía ser mas divertida esa noche, los fuertes golpes que daba a la puerta con el objeto, me hacia reír con fuerza. Pase un poco de saliva ya que ante su atrevimiento acabar con su vida era poco para compensar su estupidez, por lo que en rápidos pasos me dirigí hacia la puerta para tomarle por su cabello y con fuerza tire de este para alejarla de la puerta.- Pequeña presa rebelde… es que acaso quieres que te mate ahora para que no me estés jodiendo mientras me divierto…? Eso seria buena idea, pero ya tome una mujer así hoy y quiero una que grite mientras la poseo. –Sacudí sus cabellos de un lado a otro con fuerza, moviendo bruscamente su cabeza, obligándole a soltar el objeto de sus manos antes de arrastrarle de nuevo al lugar donde estábamos, justo frente al altar. Sosteniendo sus cabellos con solo una de mis manos, aproveche la otra libre para remover todos los adornos que se habían colocado en la mesa del altar para velar a aquella mujer y con esa mis manos, jale el cuerpo inerte de esta para que cayera al piso y con la fuerza de mi mano tire de sus cabellos para levantarle y obligarle a subir a la mesa del altar.- Ya me di cuenta de que no eres muy lista, pero al menos sabrás distinguir que no te conviene hacerme enfadar o esto acabara muy rápido, y yo no tengo ningún problema en joderme a otra virgen muerta…- De reojo mire una pared cercana al altar donde había dos ciriales y una .JPG]Cruz Parroquial.
De estos, tome la cruz parroquial, la cual era perfecto para mi ya que llevándolo en mis manos, regrese a donde estaba la mujer sobre la mesa del altar.- Termina de quitarte la ropa…-Dije en un tono firme y autoritario mientras que con la cruz del objeto que sostenía comenzaba a recorrer su cuerpo hasta posar la punta de esa cruz en dirección de su intimidad donde hice una fuerte presión antes de regresar a su vientre.- Y que no se te ocurra otra estupidez o te atravieso con esto para acabar con tu patética existencia …- La mire con un duro semblante y empecé a presionar aquella cruz con fuerza contra ella observando como lentamente la piel que había dejado desnuda al deshacerme de su vestido se ponía rojiza.

Humano

Seguí dando fuertes y desesperados golpes contra la puerta sin prestar atención a si aquel hombre se había recuperado o no, por lo que, cuando di un fuerte golpe que rompió solo un poco de la vieja madera de aquella puerta, sentí como su mano tomaba de mis cabellos tirando de estos con fuerza haciéndome soltar un leve grito, y una mueca de dolor se dibujo en mi rostro y en segundos me vi alejada de la puerta y al escuchar sus palabras múltiples sensaciones invadían mi cuerpo.
-Yo…yo no quiero…no…no quiero que me lastime, sue…suélteme…-
Antes de que la mano con la que sostenía el cirial se levantara tratando de defenderme, sentí como mi cabeza se movía de un lado a otro debido a que él manipulaba de mis cabellos haciéndome soltar repetidos quejidos de dolor, y obligándome a soltar aquel objeto para llevar ambas manos a la suya que tironeaba de mi cabello, siendo así arrastrada viendo como ante cada paso de aquel hombre mi cuerpo era alejado de la entrada del lugar mientras yo pataleaba y ponía resistencia, importándome poco que debido a mi forcejeo mi cabello fuera aun más jaloneado.
Debido a que mi vestido se encontraba rasgado varias partes de mi espalda se rasparon en el camino que me arrastró soltaba constantes y leves quejidos; y con miedo en mis ojos y unas cuantas lágrimas que logré reprimir pude ver como retiraba todas las cosas que se encontraban en el altar, incluso aquel cuerpo con el que me encontré al entrar; mi cabello fue jalado una vez más obligándome a ponerme de pie, y una vez de pie debido al agarre de su mano mismo que me obligó a trepar al altar; una vez recostada sobre el mismo y mientras escuchaba sus palabras cerré con fuerza mis ojos. –no…no era mi intención hacerle enfadar, ni…ni siquiera esperaba encontrarme con alguien como usted…- dije de manera suave dejando escapar un quejido suave de mis labios cuando sentí el frío de aquel objeto recorrer mi cuerpo y ante su orden le mire de directo a los ojos percibiendo su coraje y con mis manos temblorosas y debido al miedo que su presencia y acciones me producían, no hice otra cosa más que terminar de desgarrar mi vestido hasta poder dejarlo resbalar y quedar así en ropa interior; y con las manos temblorosas y ante su vista comencé a llevar mis manos a mi pantaleta para bajarla en lentos movimientos terminando de sacarla con ayuda de mis pies, para después incorporarme solo demanera que con una de mis manos alcazara el broche de mi sostén abriéndolo de igual manera, lenta y temblorosa dejando que ambos tirantes de este resbalaran por mis brazos y al momento en que me reosté una vez más sobre la mesa lo quité por completo quedando así, completamente expuesta ante sus ojos y para tratar de esconder el pudor del que era presa en ese incómodo y vergonzoso momento escondí mi rostro entre mis cabellos.
-Yo…yo no…no me lastime…- dije aun con mi rostro escondido entre mis cabellos y al sentir la presión de aquel objeto sobre mi cuerpo, me quede momentáneamente inmóvil sobre aquella mesa llenándome aun más de miedo al escuchar la crueldad y frialdad en sus palabras, mientras sentía el frío objeto recorrer mi cuerpo siendo encajado en mi piel, con la suficiente fuerza como para lograr dejar marcas claramente rojas sobre mi piel; de manera casi instintiva me aferré a los costados de aquella mesa mientras mordía mis labios y contenía unas cuantas lágrimas provocadas por el miedo, la impotencia y la frustración de no poderme liberar de aquel cruel y despiadado ser con el que me había topado.

Succubus

Empecé a ver como se deshacía de lo que restaba de su vestido, además de cuando sus prendas interiores abandonaron su piel, dejando su cuerpo por completo expuesto ante mis ojos, recorrí e este con la mirada, con un claro deje de descaro.-Sabes lo que te conviene humana… bueno eso aun esta por verse…-Con mi mano libre tome una de las suyas por la muñeca y le jale con brusquedad para ponerle de rodillas sobre la mesa, para luego obligarle a que se volteara un poco para que su vista quedara de frente hacia el enorme crucifijo del altar. Sobre la mesa, deje recargada brevemente la cruz parroquial para poder llevar ambas manos a sus piernas las cuales abrí con algo de brusquedad mientras que mis labios comenzaban por repartir bruscas mordidas a la piel de su espalda, las cuales dejaban las notorias marcas rojizas de mis dientes y sobre las cuales, daba un par de lametones mientras que, mis manos iban directo a sus pechos los cuales comencé a apretujar y a moverles con cierta brusquedad de un lado a otro al mismo tiempo que susurra en su oreja.- Pero tienes que darle un espectáculo a el también, si no como sabré que tu cuerpo es lo suficientemente puro para mi… - Tome sus manos con las mías y lleve estas a su intimidad, dejándoles ahí, solo posadas en ese lugar.- Anda humana, ante la cara de Dios, gime de placer, demuéstrale lo que pueden hacer tus manos, para que envidie que sea yo el que te posea…- Tome la cruz de nuevo y rápidamente la lleve a uno de esos lugares donde tienen el agua bendita y esa, sumergí la cruz para mojarle por completo y rápidamente regresar a la mesa del altar.- Oh pero antes de ello, tu cuerpo debe de ser…purificado para que yo pueda tomarlo…-Solté una risa y con mi mano suelta tome uno de sus glúteos y clavando mis uñas en este, le abrí con brusquedad dejando su entrada trasera a mi vista, me acerque a esta y di un lametón por entre sus glúteos, para luego acomodar la cabeza de la cruz en su entrada, misma la cual fui empujando para que entrada en ella, al mismo tiempo que le circulaba, escuchando complacido su quejido de dolor pero sobre todo regocijándome por el hilo de sangre que empezaba a correr por la cruz ya que debido a los adornos de esta, estaba seguro que con mis descuidados movimientos, había lastimado una de las paredes de su entrada. .- Aun no veo que empieces a mover las manos entre tus piernas mujer… así que, será mejor que lo hagas y complazcas a nuestro…”espectador” Ho…-
Deje mi oración abierta y sin importarme empecé a embestir su cavidad con aquella cruz de manera brusca y fuerte, observando como ante aquello los hilos de sangre comenzaban a salir de su entrada mientras que mi otra mano iba a uno de sus pechos, del cual tome su pezón entre mis dedos para empezar a pellizcarle con algo de fuerza, al mismo tiempo que decía.-Sera esta misma cruz la que se encargue de desvirgarte…mujer...- Culmine mi frase con dureza y detuve por un momento los movimientos de aquella cruz en su interior, esperando que comenzara a acatar mi orden.

Humano

Aun recostada sobre la mesa sentía como mi cuerpo, ahora completamente expuesto, era observado de manera descarada por él, me sentía completamente indefensa y expuesta además de avergonzada, jamás pensé encontrarme alguna vez en esta situación, mis manos aun temblaban y mi respiración aumentada con cada una de sus palabras y con cada uno de mis pensamientos.
Cuando pensaba que me iría mal estando en aquella situación, sus manos comenzaron a tironear de una de las mías obligándome a incorporarme y a quedar en cuatro sobre aquel altar; un par de lágrimas brotaron de mis ojos al sentirme completamente a merced de aquel perverso sujeto con el que por mala suerte me había topado aquella noche.
Mi vista se poso en aquel enorme crucifijo, que si bien, indicaba que no era lo suficientemente útil como todos sus creyentes pensaban, no me limitaba en hacerle diferentes súplicas como si esperase que viniera en mi auxilio.
Haciendo esto, sentí como las manos de aquel hombre abrían con brusquedad mis piernas haciéndome soltar un leve quejido y me llevo a apoyar mis codos sobre aquella mesa y ante cada una de sus acciones sobre mi cuerpo dejaba escapar ligeros quejido de dolos debido a aquellas mordidas sobre mi piel, y al sentir como su lengua lamía las mismas mi cuerpo se contrajo y nuevamente de mis ojos salieron un par de lágrimas…
-de…déjeme por favor… no…no me lastime…- susurraba mientras sentía como aquel hombre jugaba con mi cuerpo, sentía como sus manos no tenía una pizca de delicadeza, mi cuerpo temblaba a sobre manera, mis ojos se ponían cada vez más y más acuosos, al sentir como mis manos era llevadas a mi intimidad voltee a verle tratando de reprimir mis lágrimas –yo…yo no…no se como…no se…-
Trataba de articular palabras, pero ninguna frase coherente salía de mis labios debido al temor que sentía en ese momento.
En mi rostro se dibujó una clara mueca de desagrado al sentir su lengua sobre mi entrada, al igual que eché mi cuerpo ligeramente hacia adelante en busca de alejar su boca de mí; mis manos seguían inmóviles en mi intimidad sentía como si mi cuerpo fuese a desbaratarse ante los temblores que presentaba, mis piernas flaqueaban constantemente.
Mi mano comenzó a moverse de manera tímida, y lenta, mientras mi vista se posaba nuevamente en aquel crucifijo cuando de pronto sentí lo frío de la cruz entrar en mí de manera brusca por lo que mi cuerpo se contrajo con fuerza y un audible quejido de dolor salió de mis labios haciendo que llevara ambas manos a ser apoyadas nuevamente en aquella mesa mientras sentía como aquella cruz de metal entraba más en mí desgarrando mis paredes al tiempo que de mis labios salían constantes quejidos de dolor y mi cabeza se movía de un lado a otro y mis dientes mordisqueaban mis labios tratando de desahogar el dolor que mi cuerpo experimentaba.
-Ba…basta…de…de…deténgase… me…me…me lastima….-
Decía en incontables veces mientras mi cuerpo se movía tratando de liberarse de su agarre; sin embargo mis palabras no eran escuchadas, y, de manera más brusca y ruda, comenzó a mover dentro de mí aquel objeto haciendo que por mis piernas comenzara a correr mi sangre y yo, seguía tratando de liberarme y no detenía los movimientos de mi cabeza, sintiendo como mis paredes se contraían de manera brusca haciendo más dolora aquella penetración.
Una de mis manos, completamente temblorosa se fue directo a mi intimidad presionando esta con toda la palma de la misma mientras que la otra se fue directo al cirial con el que era embestida en busca de detener los movimientos del mismo, y al escuchar todas y cada una de sus palabras, la sensación que antes pudiese llamarse miedo, aumentaba.
De manera lenta y temblorosa mi mano comenzó a moverse sobre mi intimidad dejando escapar libremente mis quejidos y quizá gritos de dolor que eran provocados por él; así, mi cuerpo continuaba contrayéndose y relajándose bruscamente haciendo mi espalda arquearse de igual manera; apoyé mi frente sobre la mesa y traté de sostenerme con mis rodillas retirando mi mano de aquel cirial y con esta, apoyarme también y en lentos movimientos mi mano seguía en mi intimidad dejando leves y temblorosas caricias en la misma sin reprimir mis quejidos ni mis constantes jadeos ya que mi cuerpo comenzaba a acostumbrarse a tener aquel objeto dentro, por lo que dejé de mover mis caderas tratando de disminuir el dolor y siguiendo con las caricias de mi mano sobre mi intimidad que, con el dedo medio comenzaba a abrir un poco los labios de la misma dejando así expuesto mi cuerpo indefenso y ahora lastimado.

Succubus

Arquee una ceja al ver su mano sobre la cruz con la que le embestía y sin importarme eso o mucho menos sus suplicas para que me detuviera, continúe aun con mas fuerza maniobrando ese objeto en su interior, embistiéndole con el con toda la fuerza que mi mano me lo permitía y llevándole lo mas profundo que esta pudiese llegar. Una vez que sus manos se empezaron a mover sobre su intimidad, mis labios se relamieron un par de veces y me concentre en seguir moviendo aquella cruz en su interior mientras que mi vista se empeñaba en seguir sus manos. Sin embargo resople pesadamente cuando su cuerpo se inclino, llevando su frente hasta la mesa. Con mi mano suelta alcance sus cabellos y volví a tirar con fuerza de estos, para levantarle de manera brusca y volver a ponerle de rodillas sobre la mesa.-En ningún momento dije que podías agacharte…. Evítate el hacer estupideces mujer… solo acortas el tiempo que te permito estar con vida y me frustras mi diversión…- Dije al mismo tiempo que empujaba la cruz en su interior, obligando que un poco mas de su sangre corriera por sus piernas, la cual estaba formando pequeños charcos entre sus piernas, el olor impregnaba el lugar y nada podía ser mas atrayente además de excitante para mi que ese aroma mezclados con sus constantes gritos de suplica y por sobre todo el olor que empezaba a emanar su sexo al ser tocado por sus manos. De una sola, saque la cruz de su interior, completamente llena de su sangre, además de pequeños pedazos de la piel de sus paredes que se habían incrustado en los adornos de esta y que al verlos mis ojos brillaron para luego de ello, llevarle directamente a mis labios y con ellos y mi lengua, me encargue de “limpiar” el objeto, degustando en mi boca el sabor de ella que se había impregnado. Deje la cruz de lado, recargada sobre la mesa y lleve ambas manos a sus glúteos donde clave mis uñas, sintiendo en estas como su piel iba entrando para con el mismo agarre abrir sus glúteos con brusquedad, permitiéndome ver su entrada de donde la sangre continuaba saliendo y ante aquella vista, me relamí los labios una vez mas antes de llevar los mismo para lamer esa zona con descaro, retirando su sangre con mi lengua, deslizándome por entre sus glúteos para llevar esta a sus muslos donde delgados hilos de aquel espeso liquido corrían y con la misma, me encargue de dejar su piel completamente limpia de aquel suculento liquido carmesí. Aleje mis labios de sus piernas y di un vistazo a mi alrededor para buscar uno de esos cirios que había en la iglesia, tome uno que estuviera encendido y con este en mano regrese hacia donde estaba aquella mujer sobre la mesa, con mi mano libre rodee su cintura para que se sentara sin perder la posición que le permitía la vista hacia el frente, solo que esta vez pegue su espalda por completo hacia mi pecho, dejando mi rostro sobre su hombro y mientras que llevaba mi mano a sus piernas para abrir estas, lamí descaradamente las lagrimas que rodaban por su mejilla, justo al mismo tiempo que mi manos se acomodaba en su intimidad para tomar de esta su clítoris entre dos de mis dedos y el cual comencé a apretujar entre estos, a pellizcar con fuerza y a tirar de este hasta que resbalase de entre mis dedos.-Reza…comienza a orar agradeciéndole a Dios que seré yo el que se encargue de mancillar tu cuerpo…-Susurre con arrogancia contra su piel y al mismo tiempo lleve mi otro brazo a rodear su cuerpo para alcanzar con la llama del cirio uno de sus pezones, donde empecé a rosarle fugazmente para que la flama solo pasara por la piel de este un par de veces antes de dejarlo sobre esta, quemando la carne de su pezón.-Y date prisa o… la flama del cirial no se va a mover de ahí…- Culmine mi frase con dureza y deje que mis dedos continuaran maniobrando su clítoris de igual manera y que los mismos de pasearan por su intimidad, sin llegar a meter ninguno en ella, solo paseando y estirando los labios de su sexo para llenarlos de su creciente humedad antes de llevarlos a mis labios para limpiarles y regresarles a su labor.

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