Red...(LIBRE)

Era paradojico que estuviera en un lugar donde abundaban los humanos más despreciables, que tantas nauseas me causaba su aroma, especialmente mezclado con el aroma de alcohol, no obstante, encontraba en estos un burdo y gratuito espectaculo de circo, por lo que mi olfato me llevó hasta una única fuente de limpia sangre, la cual podría servirme para beber mientras pasaba el rato, por lo que le pedí una botella de vino a aquella chica, ya que era una mesera, espere a que volviera con mi pedido y cuando así lo hizo, bastaron un par de palabras y pequeños contactos de mi mano contra la suya para seducirla, y que esta, me guiara hasta la solitaria y fría bodega, la cual para mi suerte estaba debajo del lugar, y los sonidos que salían de ahí no llegaban hasta arriba, por lo que la deje recostada en el suelo, sentado sobre sus caderas dejándola desnuda, engañándola, convirtiendo su propia lujuria en su verdugo.

Tomé la botella de vino que me había traído hace un momento y la destape derramando su contenido en el suelo, para cuando estuvo vacía por completo, tomé una de sus muñecas y la mordí, succionando solo un poco de su sangre para degustarla,llevando su mano a la boca de la botella, para empezar a vaciar su sangre dentro de esta, tiempo después cuando su cuerpo se convirtió en un seco recipiente, simplemente lo arrastré hasta un oscuro rincón, donde tal vez lo encontrarían por la mañana tal vez no, asunto que me tenía sin cuidado.

Subí con tranquilidad por las escaleras, dirigiéndome a la mesa donde me encontraba con mi "vino" en una de mis manos, tomando la copa que ella había dejado, sirviéndome un poco del mismo, mientras me acomodaba en mi asiento, observando el circo humano, bebiendo con tranquilidad.

Llevaba rato atendiendo diferentes mesas con el mismo tipo de hombres, asquerosos u lujuriosos que a cada vez que iba a atenderles querían sacar ganancia; pero eso no era lo que yo quería, yo, simplemente, me limitaba a ir a servirles copas o entregarles cualquier otro pedido que hubiesen hecho, mientras ellos disfrutaban de ver como otras chicas se vendían y bailaban sobre varias mesas.
Sin embargo, en el lugar, había un hombre, uno en especial, que se encontraba apartado de todos aquellos, a decir verdad era muy atractivo, y por demás interesante, y al percatarme de que hacía rato que la chica que le había atendido en un principio, ya no estaba cerca ni siquiera en el lugar, en pasos tímidos y con una pequeña charola me acerqué a él con una sonrisa en mis labios, él había llamado mi atención debido a que no se encontraba cerca de aquellos hombres que me parecían en demasía asquerosos…
Una vez que estuve frente a él, con una sonrisa en mis labios me presenté…
-Buenas noches, mi nombre es Miko, y por lo que veo, no le están atendiendo, una disculpa, si gusta puedo buscar a la chica que antes le atendía, o bien, puedo atenderle yo, que se le ofrece?-
Pregunté sin dejar de sonreír y llevé la charola a mi espalda tomándola con ambas manos para que no se cayera…

Al parecer asistir a ese lugar había sido una mala idea, aquellos idiotas humanos vaciaban sus carteras ante un par de femeninas piernas desnudas que ni siquiera podían tocar, aunque había otras chicas que dejaban su cuerpo a merced de unas asquerosas manos que los tocaban como si fueran un montón de arcilla, un tanto asqueado por todo eso decidí que terminaría de beber la sangre de aquella chica, la cual no era tan buena como esperaba, pero al menos sabia relativamente bien.

Una voz femenina me hizo girar el rostro de forma despreocupada, seguro era una de esa chicas que deseaban dinero fácil, en efecto era una mesera, a la recorrí con la mirada mientras hablaba, no podía negar que era muy bonita como otras tantas del lugar, aunque antes debía averiguar si era una puta como las demás o no.
-Miko...-

Repetí tras oírla presentarse, inclinándome un poco hacia adelante buscando de este modo percibir su aroma, lo que fue imposible, ya que ella se hallaba impregnada del asqueroso aroma del lugar, hice una mueca de desagrado y volví a mi anterior posición
-Ya no necesito a esa chica, ella me ha traído lo que necesitaba-

Hable mirando de reojo la botella casi vacía y una imperceptible sonrisa se dibujo en mi rostro, volviendo mi mirada de nuevo hacia ella, antes de ponerme de pie y acercarla por uno de sus brazos hacia mi.
-Si lo que deseas es servirme con tu cuerpo a cambio de unos cuantos billetes, no me sirves para nada-

Acerqué mi rostro a su oído para susurrarle lo anterior aprovechando para tratar de percibir un poco el aroma de su cuello y nuca, lugares donde seguramente su aroma se mantendría casi intacto y por lo que percibí era ligeramente más aceptable que el de la otra chica, la solté empujándola provocando que diera un par de pasos hacia atrás mientras terminaba mi copa.
-Tu aroma como el de este lugar me desagrada, así que si deseas servirme, dame un motivo para quedarme y tu recompensa será grata.-

Me senté de nuevo buscando un cigarrillo en mi bolsillo, encendiéndolo y dándole una calada antes de seguir hablando, arrojando el humo en dirección a ella.
-Y si crees que no puedes hacerlo, vete y no me hagas perder el tiempo, así como tampoco pierdas el tuyo, halla hay muchos hombres que pagarían mucho más por tu cuerpo-

Volví a pasear mi mirada por su figura, antes de clavar mis ojos en sus grandes orbes cubiertas de su negro maquillaje, esperando una respuesta por parte de ella.

Seguí parada justo a su lado sin borrar mi sonrisa de mi rostro, sin embargo el escuchar sus palabras hizo que la misma se borrara de inmediato logrando un semblante serio en mi rostro.
Le seguí observando con detenimiento, me había acercado a él no para servirle como una de las demás, o bien, como la que lo había atendido anteriormente.
Cuando su mano tomo de mi brazo con algo de fuerza, encogí mi cuerpo mientras soltaba la charola que traía conmigo dejándola caer al piso para con esta mano empujar su pecho hacia atrás.
-No me acerqué para servirle como una prostituta, de las cuales seguramente conoce cada movimiento.-
Dije cuando él terminó de hablar y me soltó obligándome a dar un par de pasos hacia atrás y acomodé mi cabello un poco antes de volver a verlo con un claro deje de molestia en mis ojos mientras le escuchaba hablar y le observaba encender su cigarrillo.
-No estoy aquí para que le agrade o no mi aroma, no soy como aquellas que se dejan tocar asquerosamente por todos los depravados que están aquí, y si me acerqué a usted fue porque creí que era un caballero, pero me equivoqué, por algo está aquí no? y no se irá hasta que encuentre alguna puta de la que le guste su aroma y así pueda obtener lo que desea.-
Dije con semblante serio y me agaché a recoger la charola que momentos antes había dejado caer al piso misma que estaba cerca de su cuerpo; en el momento en que me incorporé con la charola en una de mis manos y la otra libre volví a acercarme a él y dejé ir una fuerte bofetada sobre una de sus mejillas.
-No por el hecho de ser mesera en este lugar, soy como las que usted acostumbra tratar; y no tengo porque recibir ninguna recompensa suya, la cual no estoy buscando.-
Terminé de hablar y comencé a caminar alejándome de él para continuar con mi trabajo.

Comenzó a parlotear y quejarse como cualquier molesto humano, que si se pudiera seguro ya me hubiera causado una terrible jaqueca, dejé el cigarrillo consumiendose sobre el cenicero para poder tomar la botella y vaciarla sobre mi copa, bebiendo con tranquilidad, esperando que terminara su aburrido monólogo.

Terminé mi copa justo cuando sentí su pequeña mano golpear o al menos algo similar a eso mi mejilla, sonreí luego y giré el rostro en aquel efímero momento para alcanzar su verdadera esencia que emanaba de su muñeca, la cual como lo habia supuesto era un poco mejor que la de la otra chica.

La deje alejarse un poco para después levantarme con calma y acorrarla contra una pared, tomando su delgado cuello con una mano, el cual podría romperle con facilidad pero solo apliqué una minina fuerza para sofocarla. Reia internamente al tenerla a merced del movimiento de unos cuantos músculosy tendones, tan débil como un ratón atrapado en el agarre de una serpiente.
Acerqué mi rostro con un claro gesto de fastidio en este, frente a su temeroso semblante.
-Si quisiera una prostituta la hubiera buscado sin rodeos...-

Apreté un poco más el agarre de su cuello, aflojandolo luego debido a que no deseaba matarla tan pronto y co tanta facilidad, ya que seguro no aguantaría mucho y solo hubiera perdido mi tiempo.
-...Pero me encontré contigo y al parecer ni para eso sirves-

Con el dorso mi otra mano di un fuerte golpe en su mejilla, que inmediatamente adquirió un tono enrojecido y se podía percibir el calor que se agolpaba sobre el que pronto se volvería un moretón.
-Ni para velar por tu vida actuando de forma prudente con quien debes hacerlo...mesera-

El tono de mi voz era despectivo, en especial al finalizar mi frase, luego golpee su otra mejilla con la suficiente fuerza para abrir una herida en la comisura de su labio inferior, de la cual comenzó a brotar un poco de sangre
-Aunque tienes solo un punto a tu favor...-

Lamí su herida, degustando su sabor, que como imaginé, no estaba tan mal.
-...Asi que de tí y tu altanería, dependerá si me divierto contigo o tú tambien...te diviertes un poco-

La levanté unos instantes del suelo usando el agarre de su cuello, para después arrojarla al suelo, provocando que quedara sentada en el piso, la observé un segundo y me acuclillé frente a su cuerpo, luego tomé su rostro presionando sus mejillas con fuerza provocando que abriera la boca.
-Entendido?-

La solté con brusquedad y volví a ponerme de pie, encendiendo un cigarrillo, dejando escapar el humo de mis labios, antes de tomarla del cabello y llevarla a rastras hasta la bodega de vinos, escuchaba perfectamente como su ropa se llegaba a desgarrar y seguro tambien su cuerpo se hería, situaciones sin importancia para mi. Bajé por las escaleras y la llevé hasta el rincón, donde la arroje sobre el cadaver de su compañera.
-Como ves su lindo rostro no le fue suficiente-

Hablaba al tiempo que restregaba con fuerza su mejilla contra la del inerte cuerpo.
-Quiero que en la ultima noche en la que respiras, la conviertas en tu "amante"-

Solté su rostro riendo con sorna, terminando de fumar placidamente, de pie frente a ellas para evitar que hiciera algo estupido, acción que no me extrañaría si ya habia cometido una estupidez anteriormente.