Red Moon -Libre-

Humano

Pasear. Tenia tiempo ya en aquel lugar donde ahora vivía y aun así algo tan mundano como eso me parecía difícil; no por el hecho de que fuera peligroso, ese tipo de inconveniente solo se presentaba en las noches, eso había aprendido con el paso de los días y estaba segura de que en el día podía hacerlo sin ningún problema. El único contra de eso era encontrar algo que pudiese llamar mi atención para pasar el tiempo, normalmente si, pasaba un rato pensando en ello pero después de eso encontraba algo que me mantenía entretenida hasta casi el anochecer y en esta ocasión fue un pequeño pañuelo.
Ese trozo de tela liso, completamente blanco que ahora paseaba entre mis dedos, tenia un pequeño canasto con diferentes tonos de hilos y una fuente cercana a la que nunca había ido al menos no para estar ahí ya que simplemente la cruzaba para llegar a casa pero me parecía un lugar bastante tranquilo, apacible y con solo el sonido del agua fluyendo como acompañante.
Eran las 4 de la tarde, el sol se comenzaba a ocultar alrededor de las 6 entonces tenia dos horas, suficiente para trazar alguna flor en aquel pañuelo con ayuda del hilo. Me aliste rápidamente para no perder mas tiempo y en el pequeño canasto de costura guarde aquel pequeño pañuelo. Camine aprisa por las calles directamente hasta aquella fuente, quizá para mi fortuna no había nadie cerca era un poco solitario si, pero me daría una tranquilidad para realizar mi pequeña labor del día así que sin mas preámbulos me acerque a la fuente para tomar asiento. Junto a mi, deje el canasto con los hilos y saque de este el pequeño pañuelo blanco mismo que deje sobre mi regazo para así, poder sacar hilo, de color azul además de la aguja donde embone este.
El tiempo pasó como rápidos segundos, no me había percatado de la hora que era, estaba demasiado concentrada en la costura de esa lila que había imaginado sobre la tela blanca y cuando menos lo pensé, el resonar de las campanas de la iglesia me sacó de mi ensimismamiento e hizo que diera una mala puntada, llevándome a enterrar un poco mas de la punta de la aguja en el dedo índice de mi mano izquierda. Un quejido abandono mis labios y solté el pañuelo dejándole sobre mi regazo para poder retirar la aguja de mi dedo.
Deje caer la aguja nuevamente en el costurero para darle atención a la herida de mi dedo que si bien no era significativa pero la sangre estaba presente y resbalaba por toda la extensión de mi dedo hasta correr en un par de gotas por la palma de mi mano y terminar por caer sobre la blanca tela del pañuelo. Forme una pequeña mueca de desagrado, no tanto por la punzada que sentía en la yema de mi dedo, si no por la creciente mancha carmesí que se formaba en aquella delicada tela. Suspire ya que era algo tarde, las campanas habían anunciado que eran justo las 7 de la noche y el sol estaba terminándose de ocultar. La luz ya era menos y la noche estaba entrando, me sentí un tanto inquieta ya que nunca había estado tan tarde fuera de mi casa por lo que con mi mano derecha sumergí rápidamente el pañuelo en el agua de la fuente para al menos evitar que la huella de sangre se quedara impregnada y lleve mi dedo herido a mis labios para limpiar la yema de mi dedo, sin darme cuenta de que la sangre que había corrido por la extensión de este y la palma de mi mano, pintaba parte de mis labios y mentón, pero aquello era lo de menos, de alguna manera quería darme prisa en limpiar el pañuelo y regresar a casa.
Saque el pañuelo del agua, tome el costurero y mi suerte no pudo ser mas mala cuando al girarme para avanzar unos pasos di mal uno de ellos ocasionándome un tropiezo que me llevo a caer de rodillas al suelo. Todas las cosas de mi costurero rodaron por el suelo y mientras que me incorporaba, con un leve gesto de dolor marcando mi rostro observe una figura ante mi, donde a los pies de esta había caído la húmeda tela de mi pañuelo.

Succubus

Acababa de llegar al pueblo, un lugar tranquilo en apariencia.
Era una noche un tanto fresca, perfecta para mi gusto por lo que una vez que terminé las cosas en mi habitación, salí de la misma para conocer el lugar al que recién había llegado.
Caminé sin un rumbo marcado, simplemente recorriendo los alrededores del pueblo, y sin darme cuenta me encontraba lo suficientemente lejos del castillo como para dar vuelta y regresar, así que simplemente seguí caminando. En el camino, podía percibir distintos aromas, la mayoría de ellos desagradable a mi gusto, sin embargo, justo cuando iba llegando a lo que suponía eran las casas de los humanos habitantes del pueblo, un aroma distinto, y atrayente además de dominante atrajo mi atención. Al girar mi rostro hacia una de las viviendas percibí una delgada figura abandonar al suya. Mis ojos se fijaron de inmediato en esa figura que por lo que lograba percibir debido a la distancia, se trataba de una mujer de cabellos castaños.
Una sonrisa perversa se dibujo en mis labios y me limité a seguirle a una prudente distancia impidiendo así que se diera cuenta de mi presencia; así que con ambas en mis bolsillos caminaba detrás de ella siguiendo la estela del delicioso aroma que emanaba de sus cabellos. No era muy tarde, pero tampoco temprano, el Sol comenzaba a ocultarse de manera lenta por lo que una vez que detuvo su caminar simplemente me quede observándola, cada una de sus facciones, su cabello, sus manos; aquellas que se ocupaban de un pañuelo blanco. Estaba a una distancia prudente evitando que notara que estaba ahí. El tiempo pasó relativamente rápido, y beneficioso para mí el Sol se había ocultado por completo, ciertamente el hecho de tenerle ahí completamente distraída con su tarea era más que atrayente, sin embargo, me limite a seguirle observando con atención y justo en el momento en que escuché aquel quejido abandonar sus labio y llegar a mis oídos observé aquella mano que sostenía notando como de uno de sus dedos salían pequeños hilos de sangre lo que alertó mis sentidos llevándome a relamer mis labios.
Las reacciones de su cuerpo y el temor que se presentaba en el mismo le hacía ir de torpeza en torpeza, ya que, además de haber pinchado su dedo en un intento de “escapar” tropezó cayendo de rodillas contra el piso, y fue en ese momento en que decidí acercarme a ella con completa calma viendo el pañuelo a mis pies. Incliné mi cuerpo tomando con una mano aquel pañuelo para ofrecer la otra a ella.
-Buenas noches linda dama.-
Dije mientras mantenía mi vista fija en su cuerpo controlando las reacciones del mío debido a su sangre así como a las heridas que seguramente había en sus rodillas. Llevé el pañuelo al bolsillo de mi pantalón empuñándolo en el mismo mientras esperaba a que tomara mi mano, y una vez que lo hizo le ayudé a ponerse de pie dejándola de frente a mí llevando su mano a mis labios depositando un suave beso en el dorso de la misma sin separar mi mirada de la de ella.
Así, observando su rostro le hice caminar hasta llegar nuevamente a la fuente haciéndole sentarse sobre el borde de la misma para luego de ello llevar mi mano a su pierna tomando esta por el tobillo para así quitar su zapato y su media notando como esta estaba llena de tierra, pero lo más notable era aquel carmesí que teñía el negro de la tela de esta.
-Te lastimaste demasiado, dime, ¿De qué o quién huías para terminar así?.-
Pregunté mientras llevaba su tobillo a mi rostro para luego de ello subir aspirando el aroma de su piel, deteniéndome en su rodilla la cual lamí un par de veces degustando de su deliciosa y cálida sangre sobre mi lengua; sin embargo contuve las reacciones de mi cuerpo para luego de unos momentos separar mi rostro de su rodilla para con mi otra mano sacar el pañuelo y llevarlo al agua de la fuente mojándolo por completo para luego llevarlo a su rodilla observando de reojo como su rostro era deformado por una mueca de dolor.

Humano

Sentía pequeñas punzadas en mis rodillas y como estas lentamente se convertían en un pequeño hormigueo acompañado de la tibieza que sentía sobre las heridas, por lo que podía asegurar que sangraban. Una pequeña mueca de dolor deformo mi rostro pero trate de estar atenta a la persona que ahora recogía el pañuelo que con mi accidente había ido a dar a sus pies.
-Bu…buenas noches…-Dije con un pequeño titubeo mientras entrecerraba los ojos tratando de acostumbrarme a la poca iluminación que ahora había y así poder al menos distinguir el rostro de quien estaba delante de mí, pero antes de que lo consiguiese su mano se tendía amablemente, ofreciéndome un pequeño apoyo para levantarme. Forcé una pequeña sonrisa ya que era algo difícil sonreír tras el reciente golpe que me obligaba a mantener ligeramente torcidos los labios pero aun así puse un pequeño esfuerzo mas de mi parte para poder tomar su mano con suavidad y entre un pequeño cojeo quede delante del que ahora podía identificar como un alto hombre de castaños cabellos. Desde el dorso de mi mano, un pequeño escalofrió comenzó a correr elevándose por mi brazo hasta hacer que mi hombro se encogiera tras aquel gesto tan caballeroso para saludar al que respondí con un pequeño asentimiento con la cabeza, agradecía haberme topado con alguien así de amable ya que a pesar de estar ahora acompañada no dejaba de sentirme ligeramente inquieta por la hora que era y aunque fuese una persona amable hasta el momento, no dejaba de ser un desconocido. Camine así como era guiada sin poder evitar el renquear dado el dolor que sentía en mis rodillas y al sentarme un pequeño quejido abandono mis labios. Cerré los ojos con un poco de fuerza y solo los abrí con un claro dejo de sorpresa cuando aquel hombre tomo mi pierna; dada la sorpresa de su atrevido gesto no pude reaccionar a tiempo y cuando menos lo pensé se había deshecho de mi zapato y la media que cubría mi pierna; en un acto de reflejo flexione la pierna, tratando de alejarla de él e instintivamente eche el cuerpo hacia atrás a la vez que empezaba a mover los ojos de un lado a otro evitando el ver como vergonzosamente su rostro se acercaba hacia mi tobillo.
-E… Eshmm…-Este, no es nada en realidad… mi…mi piel es algo… ahmm delicada y aunque sea una insignificante herida tiende a ser algo escandalosa…-Un temblor corrió por mi espalda ya que si, quizá podría soportar el que tocara mi tobillo pero, el ardor al tener su lengua sobre las heridas de mi rodilla era demasiado, quizá no eso pero la confianza o mejor dicho el atrevimiento para conmigo era algo… incomodo y vergonzoso, por lo que lleve mis manos a sus hombros y suavemente le empuje para aumentar la distancia.-Disculpe, es usted muy amable… pero, por favor, no vuelva a hacer eso…-Musite tratando de que no se notase el temblor de mi voz y con esa mueca en mi rostro por las punzadas y picores que sentía correr por toda la extensión de mi pierna.-Ahora, debo retirarme, es tarde y no es una buena hora para andar por las calles…- Dije con voz suave y de la misma manera empuje sus hombros para que pudiera hacer su cuerpo un poco mas hacia atrás para así terminar de alejar mi pierna de él y posteriormente lleve una de mis manos a mi vestido para bajar este y cubrir la misma tanto como podía.

Succubus

Seguí limpiando su herida durante unos instantes mientras le escuchaba; sin embargo sus manos sobre mis hombros me hicieron dirigir mi mirada a la de ella sintiendo como sus manos se dedicaban a empujar mi cuerpo hacia atrás. Podía sentir su nerviosismo, percibiendo un ligero temblor en su cuerpo a lo que en mis labios se dibujó una sonrisa ladina alejándome de su cuerpo como sus manos lo pedían escuchando con atención sus palabras, me incorporé y apoye ambas de mis manos a los costados de sus piernas acercando mi rostro al de ella observando con detenimiento cada una de sus facciones y logrando ver el ligero tono rojizo que teñía sus mejillas.
-No respondiste mi pregunta.-
Dije sin separar mi rostro del suyo dejando que mi aliento chocara contra una de sus mejillas mientras mantenía mi cuerpo agachado observando cuanto podía de su anatomía.
-Ahora, lo preguntaré de nuevo y espero una respuesta ¿De qué o quién huías para terminar en esta situación?, y una pregunta aun más importante; ¿Cuál es tu nombre?...-
Volví a hablar disminuyendo un poco más la distancia de su rostro con el mío mientras que una de mis manos se iba a acariciar lentamente su mejilla logrando sentir el calor de esta, sabía que si intentaba incorporarse, no le sería fácil debido a la herida en su rodilla, por lo que mi cuerpo a esa mínima distancia del suyo le impediría hacerlo.

Humano

El viento comenzaba a arreciar y a pesar de las pequeñas luces que quedaban el aquel lugar la noche se hacia mas que presente con cada minuto que pasaba. Mi vista estaba clavada en aquella persona que por sus palabras y atrevidas acciones empezaba a invadirme por su causa el miedo.
-Dis…disculpe…- Murmure ante aquella marcación suya para con esa falta de cortesía mía, aunque también pude mirarle con algo de reproche por ello ya que, yo podía alegar que aunque sus palabras y demás hayan sido amables en su momento, sus acciones iban completamente en contra y ello era lo que me hacia el ser descortés así como él en cierto modo lo era. Me sentía nerviosa, con ganas de huir y alejarme de aquella persona, pero al mismo tiempo tan incapaz de hacerlo, viéndome obligada a aspirar de su aliento que chocaba con mi rostro.
Sus interrogantes me dejaron en silencio un breve momento y tras meditarlo durante ese corto lapso de tiempo opte por ceder a sus cuestiones y responder. –No huía de nadie… es tarde y debo volver a casa… -trate de que mis palabras salieran con la mayor firmeza posible y entre ellas hice una pequeña pausa, aspire algo profundo y me dispuse a continuar. – Solo que, fui algo torpe y caí…-
Fui agachando la mirada un poco avergonzada por mi situación y con la mirada baja y la cabeza gacha finalice… - Mi nombre es Keiko…mucho gusto…- Aquello ultimo era por mera cortesía y como por instinto con mi cabeza hice una pequeña reverencia mientras que mi cabeza ajena a todo eso, trataba de no pensar en lo que seguiría ni en la pequeña distancia entre aquella persona y yo.

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